jueves, 3 de octubre de 2013

LA INVENCIÓN DE LA MARIHUANA: UNA REIVINDICACIÓN DE LOS VENCIDOS


*Una evolución lingüística de los vencidos.
**Creada sin orden de poder político alguno.
***Es el primer sincretismo religioso alternativo y poco conocido

Juan Pablo García Vallejo

México es el país de la marihuana
Manuel Rodríguez Lozano

Texcoco a 3 de octubre de 2013.- Ahora que propios y extraños, consumidores y no consumidores de  marihuana, voluntarios y trepadores sociales de la izquierda conservadora hablan de la despenalización de la marihuana es necesario recordarles de inicio que la despenalización la inicio el derechista renegado de Felipe Calderón, en 2009, y que gracias a él también se dio ciudadanía social al debate de las drogas, en 2010, y que por esto todos ahora pueden hablar del necesario debate social sobre la descriminalización de las drogas en muchos ámbitos sociales, culturales, en medios de comunicación subordinados al poder y en universidades privadas carentes de espíritu crítico, etc.
Esta gran laguna de memoria social reciente en todas estas gentes les lleva a creer que son ellos los impulsores del debate de despenalización, desconociendo olímpicamente la existencia del Movimiento Cannábico Mexicano que nació públicamente como movimiento ciudadano, en el 2000, para terminar con el estigma negativo de los consumidores, reivindicar el derecho al cuerpo y el placer y demandar información objetiva sobre las drogas y, por último, para restablecer una nueva relación de los ciudadanos mexicanos con las sustancias psicoactivas en la conservadora sociedad mexicana. Algo que va más allá de unas pretendidas leyes de papel, que se quedan siempre en la congeladora legislativa.
Otro grave error de estos partisanos cannábicos de utilería es como siempre adoptar modelos extranjeros ajenos a la idiosincrasia mexicana y con esto repetir otro grave error a la mexicana el saltarse etapas intentando con ello alcanzar los avances logrados en el primer mundo en materia de drogas y desconocer por completo los múltiples aportes culturales que ha creado la marihuana en México desde su invención cultural en los albores de la colonización hace 500 años.
Si lector, leyó usted bien, la marihuana se inventó en México hace 500 años, pero muy pocos saben cómo fue el contexto social y cultural que posibilito esta invención lingüística psicoactiva y de esto precisamente tratare en las líneas siguientes ofreciendo una explicación provisional para no casarnos con ninguna verdad absoluta propia de las historia oficiales maniqueas que aman mucho los mexicanos y mexicanas de poco criterio.
Tiene muchísima razón Daniel Vidart al afirmar que “en la naturaleza no existe la tal marihuana como planta”, pues fue una invención lingüística, cultural, de las clases subalternas en las primeras décadas de la colonización española en México.
Y el pretendido significado etimológico de la palabra marihuana esconde una realidad social más compleja y profunda que pocos se atreven a imaginar siquiera. Creo que el supuesto origen náhuatl de la palabra marihuana forma parte de una campaña permanente contra la marihuana misma, es decir, que la supuesta interpretación de ser “una planta que aprisiona al individuo”, en ese entonces no existían los individuos, eran súbditos de la Corona Española y hay que agregar que este reduccionismo etimológico náhuatl oculta una historia desconocida por muchos.
Si bien fueron los navegantes y conquistadores españoles que trajeron la cannabis indica al Nuevo Mundo para uso textil y así abastecer de velas y jarcería a la real industria naval de la metrópoli española, éste propósito no cumplió con los deseos tan esperados y pronto fue relegada al olvido. Y quedo como un cultivo esporádico y aislado.
Pero fue la conjunción de algunos factores culturales inesperados para la elite europea conquistadora propició que los vencidos, la población indígena y la minoritaria población esclava negra traída de África, inventaran la marihuana como una reivindicación lingüística de las religiones vencidas.
Por una parte, fue la presencia de varias enfermedades infecciosas mortales para los indígenas que trajeron los negros como la viruela, el sarampión, etc., que causaron grandes estragos entre los indígenas. A tal grado de ser considerados los verdaderos aliados en su empresa de conquista del Imperio azteca, pues en  noventa años murieron 19 millones de indígenas.
Estas enfermedades desconocidas eran entendidas por las indígenas como designios divinos encontraron en el uso medicinal del cáñamo, enseñado por los negros, el remedio espiritual a sus males.
Esto se consolido en el terreno de las religiones vencidas, con una cadena clandestina de cultivo y distribución y practica en la que participaron mujeres indígenas, mulatas y andaluzas. La mayoría de las herbolarias y curanderas se llamaban María y Juana, dando origen al nombre universal de marihuana que conocemos. Este es el origen de la etimología popular.
Y esto se confirma más plenamente porque en las religiones vencidas, de indígenas y negros, las mujeres tenían en las prácticas de superstición y mágicas un espacio propio de reconocimiento social que le era negado en todos los demás ámbitos por la cerrada y conservadora élite española. En esta sociedad española las mujeres no existían, eran invisibilizadas completamente.
Así la marihuana queda como un uso lingüístico marginal de los vencidos éste no importaba a los conquistadores españoles, pero que significa un mestizaje cultural de costumbres entre indígenas y negros. A pesar de esta indiferencia de los españoles la evolución de la lengua se dio de todas maneras.
Pues aunque los vencedores de la Conquista impusieron su religión, el catolicismo, y la lengua española, esta aparente hegemonía fue pronto subvertida por las culturas vencidas. El lenguaje como “un instrumento de poder”, de dominación cultural, rápidamente y silenciosamente fue trastocado por los vencidos aunque de forma limitada, quedando en la sombre frente a la conquista lingüística española porque no hay que olvidar que los frailes aprendieron las lenguas indígenas para conseguir la evangelización y la dominación política de los indígenas y, por el contrario se negaron a enseñarles el español a éstos para conservar su hegemonía social de intermediarios entre encomenderos y caciques naturales.
“El lenguaje representa lo más democrático que la civilización humana hadado. Hablamos como el pueblo ha querido que hablemos. Las lenguas han evolucionado por decisión de sus dueños, sin interferencias unilaterales de los poderes; aún más: en un principio han impuesto los pueblos su lengua  a los poderes”, afirma el especialista en lengua española Axel Grijelmo.
Así tenemos que entender que la invención de la palabra marihuana como una evolución inesperada del lenguaje de los vencidos. Grijelmo nos ayuda a comprender el significado profundo de la evolución en el lenguaje, poco percibida siempre: “Pero una evolución mediante acuerdos compartidos por el pueblo en su conjunto, sin orden de poder político algún.”
Y también señala como es el camino de la invención lingüística en la pirámide de dominación social: “En cualquier caso, la lengua generalmente se crea abajo y se consagra arriba, para viajar enriquecida de nuevo hacia abajo; pero esta ratificación de los hablantes de prestigio no vulnera ni manipula el espíritu que les llega desde el pueblo, sino que se une a él  para reforzarlo.”
El uso de la palabra marihuana quedo restringido a la República de Indios, un gobierno paralelo pero supeditado a la hegemonía española, y todo lo que sucedía ahí poco importaba a los conquistadores españoles cuyo principal objetivo más allá de la evangelización era la explotación de los recursos naturales y de la población indígena para consolidarse como el primer imperio de la modernidad.

Así queda que la marihuana, de la que todos hablan hoy en día en el siglo XXI, es una invención y reivindicación lingüística de los vencidos, indígenas y negros, lo que nos indica que no siempre las transformaciones sociales y culturales tienen como escenario el reducido, limitado y engañoso espacio del poder hegemónico.


No hay comentarios:

Publicar un comentario