lunes, 17 de octubre de 2011

La planta amiga en el Zócalo

Articulo 1092

Juan Pablo García Vallejo
La fiebre por la lectura, libros y la imaginación se pasea por el Zócalo de la ciudad de México nuevamente, con la onceava edición de la Feria Internacional del Libro del Zócalo (FILZ), organizado por la Caniem y la Secretaría de Cultura del DF.
Y nuevamente en esta fería tiene presencia el Pensamiento Cannábico con la distribución del más reciente número de la Gaceta Cannábica, publicación cultural sobre la planta amiga dedicado al músico y poeta Agustín Lara, uno de los ídolos de la cultura popular mexicana más asiduos a este habito psicoactivo para que la gente asimile que estos artistas famosos consumían cannabis y nunca fueron tachados de criminales ni de enfermos y contribuyeron de forma importante en el imaginario cultural y sentimental de México.
De todas las ferias del Libro en México, desde la más importante la FIL de Guadalajara, la más vieja la de la UNAM de Minería, (FILPM), la de antropología (FLAH), la que se hace en el Zócalo es la única donde se difunden publicaciones cannábicas desde hace varios años y ahora también con libros de culto del pensamiento cannábico como La disipada Historia de la Marihuana en México, Antología de Manifiestos Cannábico, Arqueología de la Prohibición editados por Eterno Femenino Ediciones, un reciente sello editorial dedicado a hacer libros a mano y estimular a quien lo desee a publicar su libro sin necesidad de ser millonario y de creerse un genio.
Esta difusión del pensamiento cannábico resulta más que indispensable porque da presencia social de esta cultura sirve para disminuir la imagen negativa que se ha inventado del cannabis durante 80 años a causa de la prohibición, como planta diabólica, hierba asesina. Con el lema de Planta amiga el pensamiento cannábico difunde una imagen social positiva del cannabis y ratifica el derecho de la diversidad cultural y el respeto de los derechos humanos de los consumidores de sustancias psicoactivas.
Por eso no resulta nada extraño que padres acompañados de sus hijos adolecentes que visitan la FLIZ les compren a ellos alguno de estos libros para que sus hijos se enteren de los riesgos y expectativas que se pueden encontrar en el consumo de sustancias psicoactivas, pero también les compran muchas otras cosas que nada tienen que ver con las drogas.
Y como parte del pensamiento cannábico también se distribuyen postales promocionales del programa LSD, Lee sobre Drogas, de Convive y la Guía de Derechos y responsabilidades legales de Loas/os consumidores de drogas publicado por el CUPIDH. Donde se explica la Tabla de orientación de dosis personal de drogas aprobadas por el gobierno mexicano en 2009.
Alguna gente llega a comentarme sus experiencias de ser consumidores no problemáticos de cannabis y como pasaron a una abstención por la vía moderada del desapego al consumo de cannabis. Esto es importante porque se tiene la idea errónea que se puede dejar el consumo de sustancias psicoactivas solo por vías duras de la represión, el encierro, el estigma, la discriminación o la imposición arbitraria de ideas autoritarias.
Estos consumidores recreativos y no problemáticos cuentan que dejaron de hacerlo luego de 15 años, cuando se tiene hijos, algo muy común porque en la cultura de la crueldad infantil reproducen ideas estigmatizadoras y discriminatorias de los padres haciéndolos objetos de burla.
Otra vía suave de moderar el consumo es a través de la conversión religiosa, jóvenes que abandonan el catolicismo paralizado para experimentar su vida bajo otras creencias religiosas, que como cosmovisiones del mundo o del sentido de la vida se valora el consumo de sustancias no ya como parte central de sus vidas.
Todo esto es solo una muestra de una mayor presencia del pensamiento cannábico en la opinión pública mexicana, opinión pública que hay que volver a educar en drogas porque sus ideas sobre estas sustancias psicoactivas está completamente manipulada por al espiral del silencio (el pensamiento único y autoritario de las elites), la desinformación, el sensacionalismo barato y de todos los resultados negativos de la política de drogas represiva.
México ha tenido una larga convivencia con las sustancias psicoactivas, pero siempre ha existido un control, sea oficial sea social; el primero era un control religioso, luego secular y después médico y policial, es la lectura represiva, es decir un entendimiento y tratamiento de las drogas como algo nocivo; mientras que el segundo es la expresión de la tolerancia social de los consumidores en espacios y sectores sociales específicos, es decir, que pese al control oficial nunca eficaz ni eficiente la sociedad mexicana ha convivido con las drogas sin mayor problema en determinados grupos de la población.
Por ejemplo, la cannabis la los curanderos indígenas porque durante siglos no existían médicos alópatas, solo estos curanderos, luego se visibilizo su consumo en la cultura urbana de los rebeldes léperos, se tolero como hábito de los soldados y presos, despees fue una herramienta estética de poetas románticos y periodistas decimonónicos, de los creadores de la identidad nacional y de los ídolos populares hasta ser un símbolo de protesta social juvenil y ahora, es un derecho psicoactivo.
La prohibición de las drogas y su guerra esta en retirada y es necesario por eso fomentar y consolidar el pensamiento cannábico como una propuesta de bienestar para toda la sociedad que está a punto de balcanizarse por la independencia depredadora de los carteles de la droga mexicanos.
Y esta presencia de la planta amiga en el Zócalo capitalino no es flor de un día, ya hace una década o más leí en este lugar el Primer Manifiesto Pacheco, un militante antidrogas me comento de inmediato que esas eran puras pendejadas, pero no me molesto su opinión pues comprendo que la intolerancia y la ignorancia dominan el escaso pensamiento y cultura de muchas personas que se dejan guiar por dogmas y teorías pseudocientíficas, moralistas, clasistas y racistas.
El pensamiento cannábico y la planta amiga no es nada de eso, por el contrario, es una expresión social, cultural y política que incluye la tolerancia social, la diversidad de la conciencia, la interculturalidad, la protección ambiental y una propuesta de paz colectiva que ya no puede proporcionar el Estado represor y mucho menos su sustituto los sicarios del narcotráfico.

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