Publicado por la editorial indepedniente Eterno Femenino Ediciones,
Jaimeduardo García Cruz
¿Cómo surge la idea de hacer este libro muy sui generis?
JPGV: En ensayo El marihuano en la narrativa mexicana del siglo XX fue producto de
un impasse
en mi investigación sobre la presencia de la marihuana en la literatura
mexicana, conocer su tratamiento en la República de las letras en México en
el siglo XIX y profundizar en el interés de la elite letrada en el consumo de
drogas que se da en este tiempo, la afición al ajenjo era light pero no la marihuana.
Y cuando encontré que el príncipe de las
letras, Manuel Gutiérrez Nájera, el principal poeta modernista, había
escrito en 1894 un artículo sobre la creciente moda del consumo de drogas como
objetos deseables de la modernidad con el título La vida artificial, donde
desestima el consumo para la creación literaria. Este artículo todavía no lo
encuentro, he ido a muchas bibliotecas y siempre me dan otros títulos…se
resiste a aparecer. Y entonces en vez de investigar las relación de drogas y
literatura en la formación del Estado nacional, a través del proceso de
construcción de la figura pública del escritor y de la función social de la
literatura, para configurar la presencia de la marihuana y sus consumidores
pase a centrarme en determinadas obras y con ya personajes bien identificados. Aunque
hay una crítica literaria centrada en los autores y obras, me intereso más los
personajes y los públicos lectores.
¿Realmente el marihuano es un
personaje en la literatura del siglo XX?
Sí, porque su presencia en la
literatura decimonónica se cuenta con los dedos de una mano, el consumo era una
costumbre aceptada socialmente, el marihuano como personaje social popular no
llamaba la atención de los escritores, no era de importancia… Pero hay una
razón más profunda poco aceptada que en el siglo XIX, la clase media urbana y
educada desprecia todo lo que proviene de raíz indígena, considerándolo salvaje,
bárbaro o sin educación. Es el lado desventajoso en que aparece el marihuano, la
palabra se utiliza para discriminar o para colonizar a los indígenas y hay que entender
que en ese tiempo el mayor vicio era el ser joven y ¡tomar alcohol! El consumo de
otras drogas estaba completamente reglamentado oficialmente, publicitado cotidianamente
en la prensa y practicado por todos los sectores sociales. Además, la
literatura del siglo XIX estaba sometida a intereses nacionalistas, a las
exigencia ideológicas y los novelistas liberales y conservadores, eran
moralistas anti-marihuanos…
Pero para el siglo XX, la
presencia del marihuano en la literatura será inevitable por la generalización
de su consumo entre los soldados participantes en la Revolución mexicana. Solo
con ella pudieron enfrentarse a situaciones bastante desconocidas y desastrosas
como el horror a la muerte, la
enfermedad, el hambre. Los soldados no eran soldados profesionales sino
reclutados involuntariamente por el sistema de leva…el consumo de marihuana era un consuelo en ese ambiente
desastroso e incierto…
El popular soldado marihuano aparece
en la moda literaria de la novela de la
Revolución mexicana, en las novelas de Mariano Azuela están el soldado
anónimo de Los de abajo, el
campesino Dionisio Pólvora de La luciérnaga,
la joven de dieciséis años vecina de
Tepito, apodada la La malohora, alcohólica y marihuana…o en Tropa vieja del general L. Urquizo, la mejor novela de la
Revolución mexicana…el personaje marihuano soldado permanecerá como figura
folklórica marginal o invisible en la literatura por cinco décadas...hasta que
es remplazado por los rebeldes sin causa en los años 1950…
¿Hay un periodo en la literatura
mexicana que destaque este personaje, por ejemplo, los años sesenta (que
también abordas los años setenta y ochenta) con la Literatura de la Onda?
Esto presenta un cambio radical
en la percepción literaria y social del marihuano pues de soldado analfabeta,
anónimo, de clase baja se pasa al joven de clase media, rebelde y trasgresor de
la ley…pero este cambio se debe a la aparición de editoriales independientes,
antes desde el poder se decía qué leer y a quién leer. Estas editoriales nuevas
rompen con el nacionalismo revolucionario, no están casadas con el canon
oficial de literatura, proponen nuevas temáticas, autores jóvenes y para
lectores jóvenes. Con la literatura de la Onda, una moda
inventada por el establishment literario académico, los nuevos jóvenes
escritores en sus novelas logran “hacer de la hierba un personaje importante”, al
lado de la música de rock, la sexualidad libre y diversas modas efímeras como
el pelo largo…
¿La República de las Letras
lo ha marginado al personaje, lo niega, lo ignora?
Al personaje marihuano lo margino
la República
de las Letras inevitablemente por intereses ideológicos, por racismo
también, como ya mencione el consumo era tan popular que no hacía falta
reflejarlo en la literatura, pero está Don
Catrín de la Fachenda, personaje de José Joaquín Fernández Lizardi que
viste camisa de estopilla, cáñamo grueso o ropa de pobre…era una cuestión de
pobres y a la trepadora clase media urbana le tenía sin cuidado. Y todavía la República
de las Letras del nacionalismo revolucionario lo margina durante medio
siglo hasta que con la llegada del baby boom de la pos-guerra es
inevitable la presencia omnipresente en el naciente mundo juvenil y su nueva
sensibilidad literaria, la marihuana será la droga generacional en 1966, según
Monsiváis…
¿Hay prejuicios de los escritores
mexicanos hacia la temática, son consumidores de closet, o no es políticamente correcto
escribir sobre ello?
Ya desde los años 60, el marihuano
tiene plena ciudadanía en la cultura mexicana, que no les interese a escritores
insulares es lo de menos, lo siguen tratando discriminadamente como un sujeto
de quinta categoría, pasivo, sometido, se quedan en la superficie… pero el
personaje marihuano debe analizarse desde la Cultura Cannábica, no sólo desde
el ámbito literario exclusivamente, es decir, integrar lo que nos aporta la
cultura cannábica para una mejor comprensión del personaje marihuano tanto en
decirnos qué tipo de consumidor (ocasional, habitual, crónico, problemático)
así como los rasgos de consumo…Ahora creo que tendrá un auge con un nuevo tipo
de consumidor, el enfermo…veremos novelas con pacientes marihuanos hablando del
tratamiento cannábico…y del mercado negro de la medicina cannábica también.
¿En la actualidad, la literatura
mexicana que habla sobre narcotráfico cómo aborda al personaje del marihuano;
el periodismo narrativo lo considera como un personaje literario o ni siquiera
lo toma en cuenta?
La narco-literatura tuvo su boom
en los años 1980, el narcotraficante era un personaje accesible y sin problemas
al que le podías achacar todo pero porque estaba muy lejano de la realidad de
los escritores, los escritores desconocen que existe una Cultura de las Drogas
y una ciencia llamada Historia de las drogas, donde el marihuano es un
personaje activo no de ornato como ellos quisieran. Ahora es ya una moda
antigua, pero inclusive Carlos Fuentes hablo de decapitados por el crimen organizado
en sus últimas novelas, se quedaba en la superficie nada más…
¿Cuáles son tus hallazgos con
este ensayo?
El principal hallazgo es
descubrir que la prohibición de drogas nunca ha funcionado en México, que a
pesar de imponerse la erradicación de la planta y la disminución de los
marihuanos, estos aumentan cada sexenio, tomando nuevas representaciones
sociales de soldado pasa a rebelde sin causa, a rockero, escritor de la onda,
hippie, hasta ser gay-marihuano como Adonis García, El vampiro de la colonia Roma… Otro hallazgo es ver cuál es la
función social de la literatura…porque el marihuano tiene plena existencia
porque los jóvenes de los años 60 aprenden de las drogas en las novelas que
escriben otros jóvenes como José Agustín, Parménides García Saldaña, Julián
Meza, Luis Carrión, así como sus padres aprendieron el amor en los boleros de
los años 30 y sus abuelos aprendieron el erotismo en la poesía romántica del
siglo XIX.
¿Es un estudio representativo?
En cierta medida sí, porque es
una temática hasta ahora desconocida conocíamos solo el interés literario sobre
la mujer, el maestro, la participación del niño, el personaje gay…pero todavía
se marginaba al marihuano, sólo se le consideraba como un enfermo, un
delincuente o desmadroso pero nada más…ahora tiene más características que le
hacen más atractivo…analice 25 novelas de distintas corrientes y escuelas
literarias y forme el Club del Marihuano
Literario con 30 personajes, hombres y mujeres, y les aplico la tipología
clásica del consumidor y también describo los rasgos básicos del consumo:
expectativas, formas de adquisición, resultados, pero todo esto no lo dicen explícitamente
los novelistas…
¿Los personajes tienen relación
biográfica con sus autores o cómo abordan los escritores al personaje, cuál es
el contexto cultural y social en el que escriben?
En algunos casos no, por ejemplo
el doctor Mariano Azuela trata al marihuano siempre como enfermo, víctimas de
sus circunstancias sociales desventajosas, muy propio de su profesión y de su
positivismo, pero con José Juan Tablada se identifica más con el consumidor
ilustrado de la clase media y no se diga con los onderos…reflejaban lo que
vivían. Así cada autor tiene su propio contexto de percibir la marihuana y su
consumidor unos adoptan el patrón folclórico del marihuano pobre y ya, mientras
que otros, los jóvenes le dan una participación activa mucho mayor…pero en el
fondo me interesa saber quién es el que decide qué leer y a quiénes leer…en la
primera mitad de siglo XX lo decidía el PRI, luego ya las editoriales
independientes que tomaron más libertades. Ahora la gente no se da cuenta que
son las editoriales transnacionales que imponen autores desconocidos con
temáticas triviales y comerciales cuyas novelas tienen de vida tres meses en el
aparador, la gente cree que son los mejores libros del mundo pero no, son
bomberazos comerciales…
¿Puede considerarse como un
género o subgénero “la narrativa mexicana pacheca”?
Creo que es un subgénero, así
como existió la poesía seropositiva relacionada al VIH/SIDA en los años 80 o la
literatura zapatista por el EZLN en los 90, son corrientes literarias emergentes
que surgen por la necesidad social y no por criterios del establishment académico,
gubernamental o comercial…la gente aprende su mundo a través de la literatura.
En tu libro comentas que “se
puede decir que en la literatura mexicana del siglo XX la intolerancia o la
prohibición estatal a la marihuana está desterrada, lo que significa en la
realidad una apertura a la aceptación social o tolerancia de los marihuanos
promovida desde la literatura”, ¿podrías ampliar esta idea?
Esto es porque la literatura como
forma de reproducción cultural ha sido utilizada desde el poder para
reproducir los valores y cultura de la clase dominante, tenemos la literatura nacionalista,
la novela de la Revolución mexicana pero también hay una resistencia a esta
influencia perversa solo hasta que aparecen las editoriales independientes,
alejadas del nacionalismo revolucionario y su desgastada demagogia política…y sobe
todo algo que la gente desconoce, que cuando se habla de prohibición de drogas también
debemos tener conciencia de que estamos hablando de una tolerancia social hacia
el consumo en determinados sectores sociales bien delimitados… hay prohibición oficial
poco eficaz pero hay una aceptación social amplia de los consumidores, esto lo
rechaza la gente común y corriente…
En las conclusiones afirmas que
“hay una ausencia completa de las pachecas en la literatura, sólo aparecen como
soldaderas en tiempos de la Revolución mexicana, como hipiteca y aspirantes a
hippy”, ¿a qué se debe esto?
Pues a una cuádruple discriminación
de las mujeres que consumen marihuana…siempre se les ha invisibilizado,
silenciado, marginado y discriminado…desde el nombre de marihuana proviene de
nombres femeninos, María por la Virgen María y Juana por ser el nombre más común
de las curanderas indígenas. Las mujeres se dedican a una labor invisible el cultivo medicinal de la marihuana…todos
conocemos al marihuano de la calle, no a una marihuana, como Esperanza la amante de Kerouac o la
mamá del Carajo en El apando…ya hasta los años 90 aparecen
mujeres pero bastante destrampadas una prostituta, que se mete de todo y no
tiene límites pero ese personaje no me intereso, pero si me intereso la señora Mar
, de la tercera edad de Ella decidió ser hippie a los 50, quiere tener la
experiencia de fumarse un toque, o la abogada que se interesa en el debate de
la legalización desapasionadamente…pero aparecerán más mujeres cannábicas,
cannabicultoras, empresarias, enfermas terminales o cualquier otra figura pero
ya no con la carga discriminante y de intolerancia que le imponía el
autoritarismo de la Dictadura perfecta…
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