miércoles, 2 de diciembre de 2015

PROSCRITOS Y DESCONTENTOS: LOS GRIFOS EN LAS NOVELAS DE MARIANO AZUELA


 
 
PROSCRITOS Y DESCONTENTOS:
LOS GRIFOS  EN LAS NOVELAS DE MARIANO AZUELA
 
*La Revolución los invisibilizó, pero no la pos-revolución.
 

**En la década de la prohibición, no erradico una costumbre popular.
Juan Pablo García Vallejo
En este año de 2015 se cumple un centenario de la publicación de la novela Los de abajo, del doctor Mariano Azuela, publicada por el periódico El Paso del Norte. Mucho se ha escrito de esta novela sobre sus caudillos, los políticos oportunistas que aparecen pero casi nunca se menciona al soldado marihuano, que al fin de cuentas fue el alma de la revolución.
La popularidad  del consumo de marihuana en la Revolución se dio a través del universal corrido de La Cucaracha, que muchos refieren al usurpador Huerta pero en realidad es una corrido villista en honor a la máquina de vapor, símbolo del progreso pues sin trenes no hubiera habido revolución mexicana y creo que tampoco sin los soldados marihuanos.Una revolución cuyo himno celebra una cucaracha marihuana.” escribió Carlos Fuentes.
El doctor Azuela recurrió a su experiencia revolucionaria y profesional como médico de barrio para reflejar la vida del pueblo, es decir, que escribe sus novelas para el pueblo y los personajes son completamente populares: el soldado raso, la adolescente violada, el emigrante angustiado y confundido, etc.
En la novela más famosa Los de abajo, que funda el subgénero de la “novela de la Revolución” le da un lugar secundario y fugaz al soldado revolucionario y marihuano, un integrante de la tropa del guerrillero Demetrio Macías, que habla con el Curro Luis Cervantes, en el capítulo V:
“Otro, joven, muy inteligente, pero charlatán hasta por los codos, dipsómano y fumador de marihuana, lo llamó aparte…”
Ahora ya no es ningún secreto que los soldados de todas las facciones contendientes en la revolución consumían marihuana por riesgo de trabajo, por evasión a la dura y monótona rutina cuartelaría. Pero antes se mantenía en voz baja, se hacía pero no se decía y mientras la marihuana fuera una costumbre popular de los pobres no había ningún problema.
Y por prejuicios crecientes de discriminación social, clasista y racista, de la nueva burguesía urbana pos-revolucionaria hacia todo el pasado indígena y el campesino, el soldado marihuano fue completamente exiliado de la Revolución mexicana, invisibilizado. Esto comprueba lamentablemente que la historia de la marihuana y sus consumidores es un capítulo de la historia de los grupos socialmente invisibilizados. Los marihuanos siempre han sido proscritos y descontentos.
 
Exilio e invisibilización que también conoció el propio doctor Azuela, pues esta obra la concluyo en el exilio en Paso del Norte y se le invisibilizó desde su publicación, en 1916, dentro del ambiente literario de la capital del país, en una década nadie había oído hablar de esta novela del Mariano Azuela, hasta que se re-descubrió en 1924. Los de abajo es la única novela que trata el tema de la Revolución y todavía después de una década nadie quería escribir de ella. Ese es principal mérito de esta obra, tratar la revolución de forma autocritica, describir cómo fue realmente la Bola, pues Azuela fue también revolucionario, maderista y villista.
 
Leyendo con más atención las siguientes novelas del doctor Azuela descubrimos que en varias de estas vuelve a presentarnos diversos personajes literarios consumidores de marihuana en distintos contextos sociales: el arrabal (La Malhora), la pérdida de la identidad en la ciudad en crecimiento (La luciérnaga), el conflicto religioso con los cristeros (El camarada Pantoja).
 
En la ciudad de Mexico escribe la novela corta  La Malhora, en 1923, en un contexto arrabalero describe la vida difícil de una adolescente de quince años, Altagracia, que en el bajo mundo la conocen con el apodo de “La Malhora”. Es aficionada al pulque y la marihuana, y a la vez una víctima de la desigualad social y de la violencia de género.
Describir la vida de “La Malhora” no le fue difícil al doctor Azuela pues por su trabajo cotidiano en la Beneficencia Publica de Peralvillo tenía contacto directo como muchos personajes del pueblo y de la cultura criminal.
 
“Para escribir La Malhora nunca tuve material más abundante y al alcance de mi mano”, dice el doctor Azuela.  “Es el caso de una muchacha levantada en el arroyo: su tragedia es la tragedia vulgar de esos seres nacidos en el estercolero que a los primeros rayos del sol se marchitan y mueren;  se trata de Altagracia, llamada por mal nombre la Malhora, nacida con la herencia de muchas fallas físicas y mentales, madurada con la educación y moral de los hampones metropolitanos Brutalmente violada por uno de ellos cuando apenas comienza a ser mujer...”
 
Y en su novela vanguardista, La luciérnaga, 1932, también aparece un marihuano de nombre Dionisio Pólvora, un campesino “fuereño”, atraído por el espejismo urbano revolucionario, pero que se ese enfrenta a muchos problemas económicos y la perdida de la moral y las dificultades de adaptación a la ciudad lo llevan consumir marihuana para evadirse de realidad.
 
“Frente al drama de los provincianos recién llegados a la ciudad, frente a las conductas de golfos, de prostitutas, de usureros, de cargadores, de marihuanos, de los dueños de cantinas y burdeles, está la ciudad como un gran personaje, proyectando su soberbia y su gran dominio en todas y cada una de las historias.”, escribe su hijo, también novelista Arturo Azuela.
 
Y en la novela El camarada Pantoja (1937), Azuela vuelve a incluir a los soldados marihuanos pero ya en el conflicto cristero de finales de los años 1920.
 
Todos estos personajes grifos –como también se llamaba así a los marihuanos, el mismo doctor Azuela titula un capítulo de La luciérnaga con este nombre- para mi antes eran completamente desconocidos, y nos dicen que el consumo popular de la marihuana estaba más que tolerado socialmente.
 
Sirvan estas líneas para invitar a los lectores a volver a leer las novelas de este gran escritor laguense, un crítico permanente de la Revolución mexicana y de los gobiernos emanados de ella y cuyo prejuicio estatal de intolerancia y prohibicionista a las drogas no impedía que la marihuana siguiera siendo una costumbre muy popular.
 
 
Bibliografía
 
Azuela, Arturo, El prisma de Mariano Azuela,  Colección Arturo Azuela, Plaza y Valdez / IPN, Mexico,
Azuela Mariano, Los de abajo, UAM / Fondo de Cultura Económica, Mexico, 2012.
Leal, Luis, Mariano Azuela: el hombre, el médico, el novelista, CONACULTA, Col. Memorias mexicanas, Mexico, 2001.
García Vallejo, Juan Pablo, El marihuano en la narrativa mexicana del siglo XX, Eterno Femenino Ediciones, Colección Letras Verdes, Texcoco, 2014.
Martínez, José Luis, Literatura mexicana siglo XX 1910-1949, CONACULTA, Lecturas Mexicanas Cuarta Serie, México, 2001.
 
 
 
 
 
 

 
 

 
 

 

 

 

domingo, 1 de noviembre de 2015

La lluvia, la marihuana recreativa, la Suprema Corte y otras cosas…

La lluvia, la marihuana recreativa, la Suprema Corte y otras cosas…

*Periodistas deseosos de encontrar la Princesa…
**Otros distorsionando el símbolo universal de la Planta Amiga
***La llovizna peor que Patricia, no desalentó a los activistas.

Juan Pablo García Vallejo

Ciudad de México. Llego el 28 de octubre, la primera discusión en la Suprema Corte de Justicia sobre el amparo interpuesto por cuatro mexicanos de la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante  (SMART) para obtener quizás la autorización del cultivo de marihuana para uso recreativo.  Un nuevo capítulo en la etapa polémica del consumo de marihuana…de una convivencia que lleva  tan solo 500 años, pero esto pocos lo saben.
No vivimos la etapa protagónica de hace 40 años, con los hippies cuando la marihuana era la droga generacional, según el cronista Monsiváis. Pero ahora esta discusión llevara a la conservadora sociedad mexicana obligadamente a la etapa de normalización, la propuesta más valiosa del Movimiento Cannábico, aprender a convivir con las sustancias psicoactivas de forma pacífica e informada, salir del laberinto de supersticiones morales de la Prohibición y de la distopia del narco que ha causado altos costos humanos y sociales…que son los orígenes de SMART, vía los ciudadanos pro-seguridad, afectados directamente por el crimen organizado.

Llegue corriendo, esperando ver las “masas de jóvenes deseosos” de apoyar la iniciativa de este nuevo grupo de consumidores responsables, llenando la estrecha calle frente a la Suprema Corte de Justicia…

Cuando vi el recinto cercado por vallas y sin las multitudes…
La pregunta era obligada, la de siempre… ¿Dónde están todos…?

La respuesta, la sabemos, desde hace 15 años, cuando conquistamos la calle como espacio público para la marihuana y el reconocimiento social de los nuevos consumidores, los ciudadanos marihuanos, que sin miedo, sin vergüenza rompieron uno de los pilares de la Prohibición salir del closet, pero hoy todavía muchísimos están en el closet, en el ostracismo social, carentes de identidad y de conciencia de su práctica psicoactiva...son millones, como más de cinco.
Mientras saluda a integrantes de la Comunidad Cannábica, una de las células más activas, se escucha a Polo Rivera, de la pionera organización cannábica en México la AMECA, explicando por un altavoz la importancia de la participación ciudadana para cambiar la relación con las drogas, siempre encabezando la presencia del ciudadano psicoactivo.
En redes sociales hubo un llamado general para que todos apoyáramos esta nueva iniciativa…  
En el escenario destacaban dos carpas, creía que eran de SMART, porque son nuevos ciudadanos cannábicos con recursos, no como nosotros sin recursos enfrentando todos los monstruos de la intolerancia, la discriminación, el ninguneo prohibicionista de todas las burocracias gubernamentales… eran de los  Representantes de las Juventudes del Sol Azteca…los más organizados por decir algo pero los más zombis…con sus camisetas, conferencias banqueteras de sus políticos tradicionales… y sus calcomanías amarillo-oscuras, promocionando en color amarillo y la Planta Amiga de color negro…

Cuando vi eso  de inmediato me acerque cordialmente a decirles que eso no se valía, que era una distorsión completa del mensaje de la marihuana porque una de sus cualidad universales de la planta es ser verde… su calcomanía era la hoja de marihuana de color negro con una palomita como dando por entendido un consentimiento para su legalización, un mensaje bastante feo…
Esto no es superficial, la noche anterior, en las redes sociales ante la propuesta de asistir a esta discusión jurídica por uno destaco activista propuso asistir portando un listón verde…
Le comente la historia de todos los listones de protesta y su simbología por cada color…..el negro es por el duelo por los muertos, el amarillo porque regresen los soldados con vida a su casa, el rosa por cáncer de mama, el rojo para prevenir el VIH / SIDA, el listón azul por la libertad de expresión en internet…

La marihuana tiene su propio símbolo universal, es un icono cultural ya socializado, que a la vez representa su tolerancia social, una planta de siete hojas que representa los valores de la cultura cannábica…la tolerancia, la interculturalidad, la educación por las salud, la protección de la ecología…no necesita que se le cambie el color….

Los de las juventudes perredistas, no entendían nada…solo lograron decir…mejor eso díselo a quien sabe quién… Pero eso ya no me interesaba. El PRD debe bastante al Movimiento Cannábico, por montarse en una causa que no causa social de ese partido...
Estaba también, Pablo Herrera y otros activistas, me situé entre los marihuanos naturales, comunes y corrientes…Pronto llegaron los policías cuando saque las publicaciones de la historia de la marihuana que he escrito por la militancia en el Movimiento Cannábico…

Se acerca una policía femenina… ¿Me puedes decir tu nombre?
Si, Jean Paul…
¿Qué es esto, señalando mis libros?  Decía la oficial cuando los comenzaba a acomodar en el suelo…
--Es la historia de la marihuana en México, la literatura del movimiento cannabico, es lo que hemos hecho en la Gaceta Cannábica
Temía que se pusieran bastantes reacios a la difusión de los libros cannábicos, porque en el primer cuadro no hay comercio ambulante, solo los toreros, no somos toreros, somos el brazo editorial del Movimiento Cannábico.
¿Te podemos tomar una foto?
Claro…otro policía, arreglaba su teléfono-cámara-fotográfica…y tomaba sus registros rutinarios…

Había muchos periodistas buscando la Princesa…éramos tan pocos que a todos nos entrevistaron, a todos nos tomaron fotos, algo nunca visto…porque en todos los eventos siempre estamos video-grabados por todas las policías…  el miedo ya la superamos desde que salimos del closet para difundir una nueva relación con drogas y con las policías..
Los periodistas seguían inquietos, no sabían cómo interpretar este nuevo escenario en el debate de la legalización, el cielo un poco cargado dejo sentir rápido su poder débil pero efectivo con una sencilla llovizna que para los cannábicos, es peor que la policía… la lluvia representa una parálisis de nuestra campaña de activismo a favor de la marihuana, siempre la lluvia nos ha levantado de inmediato.
Sabiendo esto, Polo Rivera daba gracias a la lluvia, pero no dejaba de alentar la presencia de los nuevos consumidores en esta discusión… la llovizna arrecio…y se fueron a refugiar debajo de los arcos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde ya estábamos algunos desprotegidos…
La mota legal aumenta la moral, coreaba entusiasmado Polo y era seguido por los de la Comunidad Cannábica y otros activistas…Esta consigna es la más  subversiva, pero pacífica, del Movimiento Cannábico porque la marihuana eleva la moral, no porque sea un vicio, algo antisocial, un peligro, sino porque la Planta Amiga es de la familia de las moráceas…ja ja ja ja 

!La marihuana nunca ha sido inmoral!

Todavía, aguantamos la llovizna, en los arcos del Antiguo Ayuntamiento, el Doctor Cannabis, dio un mensaje basado en su lema de Darse las tres… Información, conciencia  y decisión personal…

Fue una jornada histórica pero faltan los afectados sin conciencia, porque los pocos ciudadanos marihuanos estábamos ahí…luego de recomendar la dispersión organizada, de ya no consumir marihuana y retirarnos pacíficamente… falto el elemento lúdico, el ocio valioso, la comunidad rastafari, los artistas de malabares, de body paint…hubieran estado como en otras ocasiones y dar más fuerza a esta solidaridad a una iniciativa nueva de la lucha ciudadana que lleva quince años…no solo un caso de discusión en la Suprema Corte de Justicia…los consumidores hemos vencido la Prohibición ya muchas veces, pero sus pilares de intolerancia, discrimalización, de desorganización son muy fuertes…

Siempre lo hemos sabido… es una lucha asimétrica, bastante desigual, en recursos y en objetivos pero sin vanagloriarnos los marihuanos ciudadanizados estuvimos presentes comprobando una de las tesis que también adopta SMART: que los ciudadanos podemos convivir con las sustancias psicoactivas sin problemas, superar el infantilismo impuesto por la política de drogas criminalizante. Y eso es necesario ya aceptarlo socialmente desde muchas instancias de poder, no desde la sociedad civil, porque el debate social la gano la sociedad insumisa psicoactiva desde hace tres sexenios…pero eso pocos lo saben…

Anunciaron que la discusión, menos de dos horas,  se había aplazado, algo bastante predecible, por la inercia institucional, estábamos ya bastante pocos, en los arcos inesperadamente se pasearon por ahí los asesores de SMART, Lisa, Belauzaran y otro que no logre identificar, saludando a los asistentes, preguntando ¿cómo están muchachos…? Pues aquí, afirmando nada más algo bastante valioso que se llama Cultura Cannábica de los ciudadanos psicoactivos mexicanos…nos saludamos cordialmente.

Cuando llegue a mi pueblo, luego de tres horas de este debate en la Suprema Corte entendí porque había poca asistencia a esta discusión importante, a la distancia vi a dos marihuanos haciendo un toque sentados en la banqueta, escuchando en su teléfono-reproductor su música popular como sus ancestros hippies, sus abuelos soldados, sus tátara abuelos los léperos y sus ancestros más lejanos los indígenas idolatras…son marihuanos sin conciencia, sin identidad, sin conocer sus derechos culturales psicoactivos…

CÓMO ESCRIBI LA DISIPADA HISTORIA DE LA MARIHUANA

CÓMO ESCRIBI LA DISIPADA HISTORIA DE LA MARIHUANA
I. EL USO TEXTIL EUROPEO

Nulla  dies sine linea*

Juan Pablo García Vallejo

Re-escribir la Historia no es sencillo, porque la historia broncínea tiene muchos claroscuros, tergiversaciones, omisiones, lagunas chicas y grandes guiadas por el clasismo, racismo y la moralina que muchos desconocen, pero la historia negada de la marihuana en México nos revela  repetidamente como la historia broncínea miente una y otra vez…

Y re-pensar la historia desde abajo, desde otras perspectivas históricas nuevas nos enseña que siempre en la marihuana y el marihuano  a pesar de ser parte del Alma de México, todas las elites, desde los europeos colonizadores, los criollos, los liberales trepadores, los bandoleros revolucionarios, los pos-revolucionarios reaccionarios triunfantes y el agandalle paternalista autoritario priista le han tenido miedo a su divulgación…

Ahora muchos pueden hablar de la historia de la marihuana en México pero sus reflexiones se quedan todavía en el estribo. No valoran el alcance de lo subversivo que existe en ella, más allá de su cualidad des-alienante que proporciona el consumo recreativo de la planta, enseñarnos que la sociedad conservadora y cerrada siempre ha tolerado su consumo y no el Estado cuyas propuestas siempre se quedan en el papel.

Sirvan las líneas siguientes para ver que hablar de historia ya no se hace desde el poder…sino de los que quieren que desaparezca, el poder, la prohibición, sus burocracias parasitartias y todo tipo de colonización sean partidos políticos arribistas, ONG dominadas por los norteamericanos o cualquier otra cosa aquí no considerada…

La historia de la marihuana la comencé pepenando datos aislados y sistematizándolos después, a métodos científicos como la historia cultural, la historia de las drogas y la cultura cannábica, además de mi participación directa en el movimiento cannábico…
pero todo esto no fue posible sin su antecedente haber hecho Efemérides de Ecatepec, una historia local de largo alcance, que abarca más de 15 mil años, dedicada a 2.5 millones de gente que no tiene identidad cultural… un grave problema cultural que tiene el Estado de México.

Con la marihuana me fue mejor, sólo tenía que estudiar cinco siglos, muchos de ellos negados por propios y extraños, la mayoría académicos priistas, pero también de progresistas que cobran con la derecha…doble moralistas.

A mí me intereso re-escribir la historia de la marihuana y de los marihuanos en México principalmente porque no existía o era muy limitada, parcial, insuficiente. Pero me interesa más por ser una parte de la historia de las persecuciones sociales (como los herejes, las brujas, los homosexuales, las mujeres lectoras, los comunistas, los jóvenes, los terroristas, las hackers), también es parte de la historia de los grupos socialmente invisibilizados (las mujeres, los negros, los indígenas, los marihuanos). Esas historia no existían en relación a la marihuana, aunque ahora todos crean que saben esa historia desconocen sus verdaderos pilares de interés…

Esto plantea obligadamente el admitir firmemente la historia negada por una forma de pensamiento prohibicionista, intolerante y paternalista (liberal-porfirista-posrevolucionario-priista) en toda la historia de México. Se requería por tanto re-escribir esta historia desde la presencia de la marihuana no de su negación, exclusión y discriminación desde los códigos prescript6ivos elitistas. Y el mejor terreno para esto es el periodismo cultural porque permite ir publicando los avances logrados. No toda la enchilada de una sentada.

La negación de la historia de la marihuana se registra en la Enciclopedia de México, de los años 1960, dice que esta planta llegó a México a fines de la Colonia, en el siglo XVIII, mismo argumento que se repite en la Antropología de Julio Cesar Olive, llegó “tardíamente durante la Colonia para su uso textil.”

Pero comenzamos a re-escribir públicamente la historia de la marihuana y sus consumidores a partir del año 2000, porque señala el arribo de la globalización y de la sociedad de la información, factores sociales que posibilitaron la aparición de los marihuanos ciudadanizados y una de sus principales demandas: tener acceso a la información y comenzar a des-infantilizar a la sociedad de la tutela de política paternalistas de drogas.

Para superar la negación doméstica de la marihuana por la imposición de una historia lineal oficial necesitamos la mirada exterior, la opinión ajena, que nos proporcione elementos históricos no prejuiciados como encontramos en la revista Cáñamo, en uno de sus suplementos nos proporcionó la descripción del primer contacto con el cannabis: “Los barcos conducidos por Colón, que llegaron a América, llevaban 80 toneladas de cáñamo entre cuerdas, redes, velas…”.

El periodista cannábico norteamericano Steve Wishnia, director de High Times, escribe que “los europeos cultivaron cáñamo desde el inicio de la Colonización.”

Volviendo a escenario de la primera colonización, los botánicos nos dicen que la aportación de Cortés a la botánica fue traer plantas asiáticas, entre ellas el cannabis. Y agregan que tenemos una herencia negada: la tradición ancestral de ser una sociedad fitolátrica, una inclinación cultural por los estados alterados de conciencia.  Y el historiador de la literatura José Luis Martínez, en la biografía de Hernán Cortés (1997), nos descubre quién fue el soldado colonizador que trajo las primeras semillas y enseñó a cultivarlas, Pedro Cuadrado de Alcalá del Río, siguiendo el diccionario biográfico de los conquistadores de Francisco  A. de Icaza.

Decía que debo mucho a la globalización, pues en el año 2001, en una historia no broncínea, La Colonia II para niños de Francisco Trujillo, nos dice claramente cuando se autorizó el cultivo de cáñamo en la ciudad de México. “En 1532 don Sebastián Ramírez de Fuenleal, presidente de la Segunda Audiencia Gobernadora, fue el primero que los hizo sembrar”. Los niños del siglo XXI saben ya que historia del cáñamo comienza a inicios de la Colonia, no como todas las generaciones de mexicanos del siglo XX que vivieron en las penumbras gracias a la des-información priista.

La mirada inteligente del historiador de las drogas norteamericano Ernest Abel, nos descubre que fue el primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, quien recomendó a Pedro Cuadrado limitar la producción de cannabis porque “los indígenas estaban utilizando la planta para fines distintos a producir cuerdas.”

Hasta aquí vamos a dejar esta primera parte, se puede consultar “De la llegada de la cannabis sativa a México y de cómo fue legal su cultivo durante tres siglos (XVI-XX)”, en el Número 0 de Yerba libre, órgano de la asociación mexicana de estudios sobre cannabis, de 2003, aunque hay un error en título debe ser siglo XIX. Y. “Notas sobre la llegada y uso de la marihuana en México (siglo XVI-XIX)”, en  Revista Al tiro. Porque ya bailo verta, primavera de 2003, pp.

Una aclaración necesaria. Me dijeron que un historiador, librero y pacheco decía que mi libro no servía, pero me pregunto ¿Qué sentido tiene ser historiador, librero y marihuano si se sigue colonizado por otros, por la historia broncínea y se está lejos de la emancipación subjetiva y por supuesto de la creatividad científica…y no escribe nada sobre la marihuana, nunca de los nuncas, el closet le gusta mucho?
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*No dejar ni siquiera un día de escribir aunque sea una línea.




viernes, 23 de octubre de 2015

El Club del marihuano literario en México

Ponencia Congreso
EL MARIHUANO EN LA NARRATIVA MEXICANA DEL SIGLO XX
Juan Pablo García Vallejo
¿Qué hay de interesante en investigar, indagar las huellas, seguir el rastro del inmoral, degenerado y peligroso marihuano en la literatura mexicana? ¿Cómo ha permanecido su atractivo en la ronda de generaciones literarias con más o menor énfasis protagónico en el siglo pasado y comienzos del presente? ¿Cuál de los personajes marihuanos es el más conocido del mundo literario, en la cultura mexicana?
El campo de las letras mexicanas es un espacio que ha ganado, desde fines del siglo XIX una sólida independencia del control Estatal, ya no está subordinada al nacionalismo literario, el nacionalismo cultural pos- revolucionario y que ha consolidado a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Con este ejercicio literario pretendemos demostrar cómo la literatura mexicana se transformó drásticamente al abrirse a otros temas considerados tabúes o secundarios y que gracias a ellos ésta abandono el desgastado tema de la Revolución mexicana (que abarco de 1915 a 1955) o de la nostalgia pueblerina siempre dependiente a una lectura ideológica, es decir, supeditada a los intereses de la clase en el poder, no a la propia creatividad narrativa de los autores.
La presencia persistente de este personaje literario, más allá del perverso estigma negativo inventado desde el poder estatal, demuestra sistemáticamente la inutilidad y fracaso de la Prohibición de drogas adoptada por el Estado mexicano durante todo el siglo XX y los albores del XXI.
Nos interesa en forma particular mostrar como la literatura mexicana va configurando el personaje marihuano, cómo van cambiando sus representaciones literarias y sociales, sus particulares formas de interacción, de expresión, en el terreno de la Cultura Cannábica que nos describe tanto el código de consumo, es decir, el significado o sentido de la práctica cultural, como el rito de iniciación y sus  momentos fundamentales durante el consumo de marihuana.
Primero para iniciar este viaje de interpretación literario-cannábico tenemos que reconocer al personaje marihuano como un personaje literario ha sido poco tratado,  despreciado, o mejor dicho, discriminado en los estudios referidos a los personajes y protagonistas en la literatura mexicana, inclusive con la actual moda de los debates parlamentarios limitados o restringidos sobre la despenalización de la marihuana.
Desde el establishment literario académico se ha preferido seguir un camino más fácil estudiar la figura del narcotraficante, porque de este personaje es más visible para los investigadores y su tratamiento les otorga cierta paz académica mientras que el marihuano literario es más difícil de estudiar por que los investigadores no han encontrado el método apropiado de estudio, no desde el terreno propio de la literatura o de la narratología sino más directamente desde la Cultura Cannábica, que es para ellos, distante y desconocida, donde lo importante es el consumidor de marihuana, como un sujeto activo.
Así nuestro Club del Marihuano Literario estará integrado por siguientes protagonistas reales y personajes ficticios: el soldado raso anónimo en  Los de abajo  de Azuela; el “chamaco” snob Nebrija, en La Resurrección de los ídolos de Juan José Tablada; Dionisio Pólvora el campesino que emigra a la ciudad en busca de fortuna, de La luciérnaga de Azuela; el periodista subversivo Jacobo Olamendi, la soldadera Chata Micaela y el soldado herido, de Trapa Vieja del General Francisco L. Urquizo; el poeta Tablada; William Lee, en  Jonky de Williams Burroughs; Sal Paradise y Dean Moriarity, en El camino de Jack Kerouac; el narrador anónimo y rebelde, de José Agustín; la chava hipiteca Febea, de Julián Meza; el policía anónimo en De perfil de Móndrigo; el rocanrolero contestatario Epicuro Aristipo, en Pasto verde de García Saldaña; el joven de barrio Roger Gonzalez y Chin Chin el teporocho, de Ramírez; el rocanrolero  Jaime Figueroa El Tamal, en Las jiras de Arana; el preparatoriano Novo en Estatal de sal; el joven marginado Jacinto Chontal Guerrero, en El infierno de todo tan temido de Luis Carrión Beltrán; el Chupamirto y el contador preso en Entre tiras, porros y gandallas de Martre; el icono popular de Agustín Lara, en Amor perdido de Monsiváis; el prostituto masculino Adonis García en El vampiro dela colonia Roma de Luis Zapata; el aspirante a escritor Braulio Guerra en La vocación insular de Valdés; el poeta Nandino en su autobiografía Siguiendo los pasos; Mar la esposa madura aspirante a hippy en el siglo XXI, de Angélica Sánchez; el periodista cultural Chori, Popo y Cadena en Camada maldita de  Alejandr5o Ariciaga; los poetas infrarrealistas Arturo Belano, Ulises Lima y Juan García Madero en Los detectives salvajes de  Roberto Bolaño; Aurora y Ricardo un matrimonio de abogados reflexivos y no consumidores simpatizantes de la despenalización de la marihuana en El cerco de José Antonio Rosado.
Al personaje marihuano primero lo tratan escritores costumbristas en la novela de la Revolución mexicana Mariano Azuela, Francisco L. Urquizo que domina toda la primera mitad del siglo XX, mientras que los novelistas modernos como los Contemporáneos lo ignoran por completo, con excepción de Tablada. El paisaje literario cambiara a partir de los años 1960 con las novelas de los jóvenes escritores de la literatura contracultural de la Onda donde el marihuano adquiere completa ciudadanía, la mayoría de estas novelas son autobiográficas, los escritores escriben de lo que viven.
Para mediados de los años 1960 la marihuana era ya la droga generacional y su influencia no podía escapar  a la nueva literatura escrita por jóvenes y para jóvenes. Sus novelas ya no se refieren a la Revolución mexicana ni al bucólico campo, nos muestra una literatura en movimiento, el emergente y conflictivo mundo de los jóvenes, y que poco después se abre a nuevas temáticas en los años 1970:
“(,,,) las condiciones socio-económicas, políticas y culturales que habían hecho posible la formación de esta literatura cambiaron. El tema de la formación de identidad del joven individuo, su conflicto con el orden social establecido se llenó de nuevos contenidos dando lugar a nuevas expresiones contraculturales, como por ejemplo la homosexualidad.”
Para los años ochenta el personaje marihuano es un personaje común, en una sociedad mexicana ya invadida por el narcotráfico, sin la carga de rebeldía social expresada dos décadas antes. La imagen social del personaje vuelve a cambiar con el siglo naciente porque aparecen diversas expresiones del consumidor de marihuana, no anónimo sino público, no aislado sino organizado y con una identidad cultural psicoactiva revalorizada, teniendo como escenario principal de la paulatina incorporación de la discusión del consumo de sustancias en la agenda social: el debate sobre la despenalización de las droga.
Pero quien dará la mayor popularidad al personaje marihuana serán los soldados rasos de la novela Tropa vieja, que tuvo una aceptación muy buena y un éxito de difusión mayor en ediciones populares por decena de miles y que se podían adquirir en muchísimos lugares no solo en librerías que siempre han sido escasas.
El panorama literario cambia favorablemente a mediados de los años 1960 porque varias de las novelas analizadas aquí ganaron premios literarios, otro recurso convencional de la institución literaria para iniciar la promoción de la novela y de la lectura.
Este auge en la publicación de novelas por editoriales independientes visibiliza el papel audaz del editor, como parte esencial del engranaje de la institución literaria, es un provocar social al arriesgarse a buscar nuevos escritores, proponer temáticas distintas a las tradicionales, desafiar el canon literario establecido para la llamada “gran tradición de la literatura nacional”, difundir gustos literarios, crear nuevos públicos lectores e inquietar al establishment académico literario. Que como ya señalamos arriba la institución literaria en México estaba completamente colonizada por la percepción moralista hacia el marihuano propia del nacionalismo cultural primero y continuado por el nacionalismo revolucionario de los años 1930 hasta los años 1960.
La aparición de editoriales independientes no solo beneficia a nuevos escritores sino que también significa una disminución del poder de la Prohibición de drogas en la sociedad porque hay una mayor circulación de libros y, por tanto, una socialización del saber, del conocimiento sobre las drogas que estaba monopolizaba o mejor dicho silenciada, por el enfoque prohibicionista paternalista, autoritaria y de los medios de comunicación sensacionalistas. Las novelas de los jóvenes narradores desafiaran la Prohibición paternalista y criminalízate al poner en duda lo dicho por el discurso sanitario y punitivo.
Esa través de las novelas que los nuevos lectores saben de las drogas, a través del lenguaje, los diálogos, las acciones específicas, rasgos, vestimenta de los protagonistas reales y personajes imaginarios. Esto es interesante señalarlo porque muestra los límites de la Prohibición estatal porque no proporciona información necesaria a la población. Los jóvenes tienen que enterarse de qué es la marihuana y otras drogas por medio de las novelas que escriben otros jóvenes, como ellos, y no de la información limitada y sesgada del sector salud.
Como hace 100 años, con la moda de los paraísos en la Belle époque, como se llamaba entonces al ambiente social relacionado con el consumo de drogas, las nuevas generaciones de jóvenes mexicanos de los años 1960 aprenden del consumo de marihuana, sus expectativas y riesgos de consumo, a través de la literatura.
Nos interesa saber particularmente cómo donde y cuando lo hacen, es decir, determinar su acción recurriendo a un criterio temporal básico, es decir, de la frecuencia de consumo, en el contexto narrativo, aplicando la tipología general del consumidor de marihuana: el consumidor ocasional, el consumidor habitual, el consumidor problemático o exceso de consumo, el nuevo consumidor psicoactivo y el no-consumidor a favor de la despenalización de la marihuana y de la percepción social de las drogas del siglo XXI en México.
La primera modalidad de la tipología cannábica es el consumidor ocasional o el consumidor esporádico entendido como las primeras veces que se consume o también que se haga de forma infrecuente, inconstante o de vez en cuando, pero la más conocida descripción literaria es de “alguna vez en la vida” que está claramente presente en novela Las jiras (1973), de Federico Arana, con el joven rocanrolero Jaime Figueroa El Tamal, integrante del grupo de rock Los Hijos del Ácido, durante una gira artística en busca del éxito comercial, por el sur de los Estados Unidos, en un descanso con sus amigos Javier le ofrece el toque pero este personaje lo rechaza, explicando su decisión personal de abstención:
“La fume un día por curiosidad –dijo por enésima vez-, pero no volveré a hacerlo, no me interesa”.
Mientras fuman sus amigos critican la calidad de la marihuana que están consumiendo, que no se produce en Estados Unidos, insistiendo en su mala calidad.
“--- ¡Qué mala es! –exclamó el Foco---; no tiene sabor, no apesta ni se sube…
---Es malísima ---corroboró Javier---; tienes que fumar mucho para que te pegue.”
En estos años la marihuana mexicana Acapulco golden tenía una gran demanda en el vecino país. Es necesario señalar que esta novela como en El infierno de todos tan temido son las únicas obras en que se cuestiona la calidad del producto psicoactivo y que ahora es uno de los elementos o asuntos primordiales de discusión en el debate de la despenalización, para disminuir los riesgos de consumo en la salud.
En El infierno de todos tan temido, de Luis Carrión Beltrán, el personaje principal Jacinto Chontal Guerrero, un joven marginado, describe el consumo en una fiesta de trabajo:
“Gozas del espectáculo y mucho más, cuando alguien te pasa un cigarro, luego otro, y otro; es un mota mala, pura basura les venden a estos pinches ricos.”
El consumo ocasional lo realiza una señora, Mar, figura femenina principal en Ella decidió ser hippy a los 50…, que al entrar al medio siglo de vida le nace la inquietud de experimentar con la marihuana:
“Recordé en ese instante la vez que fumé marihuana con los compañeros de oficina en los jardines de la Ciudad Universitaria y aquella cena de fin de año en que un invitado de mi hermana Naty llevó un porro y lo fumamos escondidos en el cuarto de lavado y un viernes que al salir del Caballo Bayo, nos fuimos con el hijo de un ex gobernador de Aguascalientes a su casa de Tequesquitengo.”
Otros consumidores ocasionales que encontramos son el “chamaco” snob Nebrija (La resurrección de los ídolos), El Chupamirto del barrio de la Candelaria de los Patos (Entre tiras, porros y caifanes), el prostituto masculino Adonis García (El vampiro de la colonia Roma) que sólo la consumen de vez en cuando, no siempre. Y el periodista cultural El Chori, que participa en un rito de iniciación con sus amigos Popo y Cadena (Camada maldita), el primero afirma:
“Me centre en el chupe y en mis probaditas de mota de vez en cuando.”
La alternativa de “alguna vez en la vida” expresa la experimentación por una sola vez pero que puede estar guiada por diversas motivaciones como conocer nuevas sensaciones, por curiosidad, la presión social, el desafío a la autoridad, la trasgresión social. Si se tienen resultados indeseables (mal viaje) después se pierde por completo el interés en la marihuana.
La segunda modalidad es la del consumidor habitual  es el que integra la marihuana como un estilo de vida y como personaje marihuano el que tiene mayor presencia en la narrativa mexicana, comenzando por el consumo de los soldados en la Revolución mexicana que Mariano Azuela presenta fugazmente haciendo una simple referencia en Los de abajo, a un soldado raso anónimo como un “fumador de marihuana”. Y el poeta y compositor Agustín Lara  descrito en Amor Perdido, de Carlos Monsiváis.
En la mayoría de novelas sobresale el consumidor habitual joven desde mediados del siglo XX lo que se constata en los personajes beats Sal Paradise y Dean Moriarity (En el camino), los jóvenes onderos de los años 1960 el narrador anónimo (De perfil), la joven hipiteca Febea (El libro del desamor), el rocanrolero Epicuro Aristipo (Pasto verde), el joven de vecindad Roger Gonzalez (Chin Chin el teporocho), el disidente moral Adonis García (El vampiro de la colonia Roma), los poetas infrarrealistas Arturo Belano, Ulises Lima y Juan García Madero (Los detectives salvajes), el escritor Braulio Guerra (La vocación insular).
En Chin Chin el Teporocho el consumo de marihuana se presenta desde la tercera página, cuando el joven Roger Gonzalez, de 17 años, sale al zaguán de su vecindad en el barrio de Tepito y luego de saludar a sus vecinos, uno de ellos le dice “Chupa limón”, es decir, fuma marihuana.
La tercera modalidad es el personaje que realiza un exceso de consumo o consumidor problemático tiene escasos representantes en el conjunto de novelas que estamos analizando. Comenzando con Dionisio Pólvora (La luciérnaga), el campesino emigrado a la ciudad que padece un cambio de identidad o de ausencia de valores, se cruza con alcohol y tiene una explosión de violencia contra su esposa Conchita al llegar a su casa. Hasta que  lo controla, el gachupín don Antonio lo lleva a su cama. Le dice a su esposa:
“-¿Le hizo daño doña Juanita?-murmura sonriendo”.
En La luciérnaga Azuela presenta el consumo como un tabú, es decir, algo que se sabe pero no se puede decir, cuando Conchita y su hija María Cristina, intentan descifrar que es lo que quiso decir del Antonio, con eso de doña Juanita, uno de los nombres populares dados a la marihuana:
--- ¿Qué dijo María Cristina?
--- No oí bien…
--- Creo que eso…
--- ¿tú sabes?...
---En la vecindad nadie se llama así…
--- ¿Entonces?...
Madre e hija se miran intrigadas.”
Son diversos las vicisitudes que enfrenta el campesino migrante en la ciudad que su ayudante le aconseja “darse las tres”, la acción o gesto clásico para describir las tres aspiraciones profundas, indispensables, y para sentir los efectos de la marihuana de forma rápida, y mitigar los problemas inmediatos:
“--- No se apure don Nicho –lo consoló su ayudante- dese las tres con este grifo y verá como no hay mejor remedio.”
“--- Le digo que “Doña Juanita” es mi quitapesares, patrón- le respondió éste, liando al punto un cigarro.”
Después con la chava jipiteca Febea que se suicida (El libro del desamor) o con Jacinto Chontal Gurrero, de 16 años, un rebelde marginado por la sociedad opresiva (El infierno de todos tan temido) que termina igualmente en un suicidio, refleja al personaje trágico del joven incomprendido que rechaza una sociedad deshumanizada en los años 1970, quiere huir del infierno de la vida:
“¿Estás aquí por macizo? (…) Jacinto lo niega mientras le muestra los vendajes de los antebrazos que en verdad ocultan los numerosos, interminables intentos de suicidio.”
Esta pregunta se repite con frecuencia en la novela, Jacinto Chontal Guerrero es un experto en los ingresos y fugas hospitalarias de diversos manicomios, su marginación es a la vez el terreno de toma de conciencia y de lucha contra el gran control que ejerce el sistema opresivo y depredador sobre la vida y aspiraciones de los ciudadanos y la sociedad entera.
“(…) / las palabras no se miden cuando Jacinto enciende el segundo y el tercer cigarro de marihuana al mismo tiempo, quedando así en evidencia su grado de alcoholismo y por supuesto de intoxicación cannábica / ( …)”.
Por su parte el escritor Braulio Guerra, de veintiún años (La vocación insular) se refugia en la marihuana luego de una ruptura sentimental.
A pesar de ser muy pocos los consumidores problemáticos o que se exceden en el consumo, éstos son los que se prefieren considerar principalmente en el enfoque médico y punitivo para respaldar la fracasada Prohibición a las drogas y sobrestimar siempre el problema del consumo de marihuana ante la sociedad. Con esto hacen gala del arte de la exageración para avalar sus argumentos de la prohibición pero que resultan cuantitativamente débiles.
Finalmente la última modalidad son los ejemplos representativos del nuevo consumidor en el siglo XXI, que ya no es propiamente el sector juvenil, el escritor Héctor Lanzagorta (La vocación insular), que en una salida con sus amigos, dice:
“---La verdad –bromeó sin que el otro lo advirtiera—es que yo a la mota le empecé a entrar ya muy grande.
También está Mar, la esposa madura, de Ella decidió ser hippy a los 50... Estos nos comprueban que se ha ampliado el repertorio de consumidores  en la sociedad mexicana y que se seguirá ampliando conforme avance la despenalizando gradualmente. Algo que rebasa los miedos políticos infundados, los temores médicos de que existan más consumidores con la despenalización.
Pero si van a existir más consumidores lejos de la exageración tradicional que tienen como dogma los trabajadores de la salud y las diferentes policías, si va a existir nuevos consumidores y de distintas edades ciudadanas. No olvidemos que a pesar de la Prohibición siempre han aparecido nuevos consumidores en contextos socio-culturales diferentes sin que los consumidores anteriores desaparezcan, sino que solo cambian su percepción social.

Un sector amplio y diverso de nuevos consumidores no consumidores aparece desde 2000 que pugnan por un debate de la despenalización de la marihuana, son no consumidores indirectos de la planta psicoactiva por sus creencias personales pero consumidores directos de las múltiples consecuencias negativas creadas por el mantenimiento del mercado ilegal de marihuana.

La Gaceta Cannábica, pionera del periodismo cannábico.

La Gaceta Cannábica, pionera del periodismo cannábico.
Juan Pablo García Vallejo

*En el IV Americannabis, Semana de la cultura cannábica
**En La Pulquería Insurgentes.
***En México nadie sabe de periodismo cannábico ni los marihuanos

En la revista contracultural La Guillotina comencé mi carrera de periodismo cannábico, un nuevo género periodístico que los marihuanos lights dicen que no existe, si lo dijera una vaca sagrada del periodismo lo creerían. La investigadora de Patricia Cabrera dice que fue la revista más importante de los años 80, ahora hay otras, por la socialización de las tecnologías, pero como jóvenes incendiarios sacábamos agua de las piedras. En La Guillotina aprendí con Jesús Cuevas, Octavio y Oscar Moreno y Jaime y Jorge Leroux a pensar por nosotros mismos, un privilegio de una subjetividad no dominada.
Ahí publiqué el Manifiesto Pacheco, se difundió por fotocopias y por Radio pasillo. Desconozco cómo llegó a Europa, en Alemania se sorprendieron, inclusive Gaspar Fraga de Cáñamo también. Pocos saben que este breve texto inició la etapa polémica del consumo de marihuana en México.
Luego en el suplemento cultural La Tinta Suelta incluí el tema de las drogas como fuente informativa en Ecatepec, el municipio más poblado de México, aunque tengo que aguatar que la gente dice que es el más grande. ¿Por qué en Ecatepec? Porque ahí pasa todo antes que en cualquier lugar. Y a la par, coloque la legalización de la marihuana en la primera plana de Acontecer. La marihuana como tema nacional aparecían junto a las declaraciones demagógicas y aburridas del gobernador Montiel, del inexperto Peña Nieto y de Eruviel Ávila. Esto ningún periódico metropolitano lo hacía. Toda la prensa convencional es una parte fundamental de la prohibición. En Ecatepec redacte la desconocida historia de la marihuana.
Todo esto es interesante porque los lectores no saben que los temas tabús se dan a conocer primero en la prensa contracultural y cuando estos temas se convierten en movimiento sociales emergentes necesitan de periodistas especializados que sepan del tema, no periodistas generalistas o periodistas despistados, dicen siempre que comienza el debate de la marihuana, cuando lo dice algún político de ocasión egresados del Instituto Patrulla de Las drogas, desconocen sus orígenes.
La Gaceta Cannábica pareció en enero de 2005, porque decidí hacer una publicación especializada dedicada a la Planta Amiga desde un punto de vista trans-disciplinar o si se quiere desde la historia cultural, esto posibilito superar el reduccionismo de los efectos farmacológicos y el enfoque criminalizante, es decir, superar la desinformacion como principal pilar de la prohibición de drogas en México. La Gaceta Cannábica dio ciudadanía plena a la Cultura de las Drogas y a la Ciencia de la Historia de las Drogas, algo que todavía el gobierno mexicano, los medios de comunicación, las policías o cualquier gente decide perversamente ignorar.
Su aparición fue muy bien recibida por periodistas contraculturales como Carlos Martínez Rentería y periodistas culturales como Huberto Musacchio quien público en su columna República de las Letras que sus editores eran unos “eruditos en marihuana” al presentarla de muchas formas lejos del lugar común de la enfermedad y el delito e inclusive Jacobo Zabludowsky se sorprendió de esta publicación, la comento en su noticiero de mayor rating en México.
Cada que  parecía uno  número se lo mandaba a Carlos Martínez para que lo comentara en su columna cultural Salón Palacio, en La Jornada, muchos lectores cuando veían la Gaceta Cannábica me decían “es el periódico que hace Rentería.” Lo que no era cierto, pero ahora él dirige con otros activistas cannábicos su propia revista.
La Gaceta Cannábica publicaba cosas nuevas para todo mundo,  pues se desconocía los 500 años de convivencia de los mexicanos con la marihuana, pero los marihuanos la veían con desprecio, no todo era miel en el periodismo cannábico. Y agrego que la Gaceta Cannábica encontró la censura no en la derecha sino en los sectores dizque progresistas…su ignorancia les impedía comprender que la divulgación de la Cultura Cannábica era para beneficio de toda la sociedad no solo de los marihuanos, que como dije también están bien chatos, completamente colonizados por el poder…
La Gaceta Cannábica dio a conocer como los léperos fueron sus primeros consumidores recreativos, dio también a conocer la primera radiografía del Movimiento Social Cannábico, algo que nadie en los últimos diez años ha hecho que presente en la Galería José María Velazco para la presentación del número especial de Generación sobre la marihuana.
Entre los logros mayores de la Gaceta Cannábica es que ocho de sus 11 números están en el Museo de la Marihuana de Ámsterdam, gracias a Noemí Luna García, los encargados se sorprendieron que los mexicanos hicieran un periódico de la marihuana. También algunos de sus números están en la Hemeroteca Nacional, nada más por no dejar que esta publicación especializada y vanguardista que recibió el desprecio de los marihuanos desinformados y colonizados por los prejuicios y la ignorancia se pierda en el olvido de la dispersión cannábica y de la memoria colectiva.
El periodismo es una tarea colectiva la Gaceta Cannábica fue lo que era gracias al trabajo desinteresado de Ricardo Bautista, Jesús Cuevas, Andrés Ramírez Cuevas que le dio un formato más ágil, desde el número dos, el biólogo Alfonso Bautista García contribuyo con muchas ideas, pero el espíritu del periódico provenía de mi formación trans-disciplinar, insumisa y anti-burocrática en que me educaron en La Guillotina.
Estoy completamente convencido que la Gaceta Cannábica es un periodismo cannábico insuperable porque su línea editorial vanguardista no puede ser suplantada por ninguna publicación simplemente porque no tienen la metodología necesaria, ni el compromiso suficiente con la Planta amiga. Pueden publicar lo que quieran desde el terreno de la encantadora marihuana Disneylandizada pero eso también lo pueden hacer cualquier publicación del periodismo sensacionalista de Algarabía con tratamientos desinformados del lenguaje marihuanero, la revista Etcétera trasnochada anunciando el “debate que viene” cuando el debate lleva 30 años y el periódico Reporte Índigo  con el sentimentalismo barato del caso Grace muy al estilo Poniatowska que se olvida al otro día. Son  bomberazos mediáticos iguales a los de Lolita Ayala al hablar de la legalización en Filipinas o López Doriga anunciando  insistentemente un debate que no existe, ese periodismo está muy lejos de la Cultura Cannábica y lo que propone la despenalización de las drogas para toda la sociedad mexicana. 
Como lo señale los avances de los movimientos sociales emergentes requieren de periodistas que sepan del tema y muchos de ellos no saben ni la historia del periodismo ni mucho menos de que se trata lo relacionado a la marihuana y desconocen y desprestigian la Cultura Cannábica y la Historia de las Drogas.
Hoy todavía los marihuanos están colonizados por el monologo Prohibicionista,  incapaces de contestar al momento lo que dice Chong en Europa, lo que dice Mondragón de la Encuesta de Adicciones o cualquier otra cosa, dejan que la Prohibición ejerza la desinformacion plena y sistemáticamente. Creo que como colonizados esperan la legalización desde el poder y la televisión, entonces, para que descubrirles muchas cosas que no quieren entender, creen que con un toque se vuelven sabios instantáneos, me di cuenta que prefieren lo comercial, lo que implica no pensar ni reflexionar sino simplemente ser espectadores pasivos…contra todo esto aparecía y sanamente dejo de aparecer la Gaceta Cannábica, para hacer todavía otra cosa más complicada libros de la marihuana en México, construir un camino sólido para la Cultura Cannábica no desde las experiencias en Washington, Oregón o Uruguay…seguimos necios en recuperar el capital cultural cannábico mexicano y disfrutarlo con un buen toque.
Si ahora muchos hablan de la marihuana es gracias a la Gaceta Cannábica porque dio a conocer una historia que no estaba escrita, sepultada por la desinformacion prohibicionista, pero gracias a nuestro trabajo intelectual hemos ido divulgando de forma constante.  Ahora los consumidores están preocupados por ver los tricomas de la marihuana pero dejan intacta las condiciones sociales que posibilitan la prohibición, esto no puede seguir así.

Reconozco, por último, el enorme apoyo de un no consumidor de marihuana a la causa de su liberación como lo hace cotidianamente el insumiso periodista Carlos Martínez Rentería desde la revista Generación y con el que he compartido hasta el cansancio más de una decena de mesas de debate sobre la despenalización de las drogas desde 1997.