martes, 21 de septiembre de 2010

El origen de La cucaracha, la amrihuana en la Revolución mexicana

Juan Pablo García Vallejo

Ciudda de Méxuco a 11 de septiembre de 2010.-

En 1910, El consumo de marihuana aparece en las hojas volantes que tratan temas de nota roja sucedidas en la cárcel de Belem, como lo constatan las historiadoras Pilar Gonzalvo Aizpuru y Verónica Zárate, en su libro Gozo y sufrimientos en la historia de México, al comentar un homicidio sucedido en ese sitio:

“Y en los relatos sobre riñas registradas en el interior de la cárcel. Por ejemplo, la hoja que narra el pleito de Eligio Rodríguez Hernández y Albino Linares Escudero. El primero había fumado marihuana y “se encontraba loco de remate”. Según el redactor: “En ese estado de terrible excitación nerviosa, recordó las injurias que días antes le había dirigido Linares Escudero en ocasión de una disputa y resolvió tomar cumplida venganza. Entonces se arrojó sobre él y, sin advertirlo, lo mató con su puñal.”

Es necesario destacar que el ilustrador de estas hojas volantes era el grabador José Guadalupe Posada, que según las investigaciones más recientes de Agustín González sobre la vida de este popular artista era un frecuente consumidor de marihuana. Algo que no tenía mucha importancia, era muy común eta práctica psicoactiva.

Pero las cosas van a cambiar en cuanto al consumo de marihuana en la ciudad de México, con la caída del dictador Porfirio Díaz y los años convulsos de la revolución mexicana.

Pues durante los años que duro el movimiento armado revolucionario se tolerara el consumo entre los soldados federales, luego vueltos anti-reeleccionistas o de cualquier otra facción rebelde, de acuerdo a la opinión del historiador Ricardo Pérez Monfort.

Es importante destacar las aportaciones que hace el doctor Jorge Segura Millán en su excelente libro Marihuana cuando afirma que en la época revolucionaria la popularización del consumo de marihuana fue realizada por el ejército federal, “él fue el encargado de hacer la difusión de su empleo.”

En 1913, se populariza con el corrido La cucaracha, que nos identifica en el mundo entero desde entonces, pero su origen poco conocido es explicado por Segura Millán. Porque se tienen varios mitos populares de su origen, por una parte mucha gente piensa que La cucaracha era el apodo o sobrenombre de un soldado raso que fumaba marihuana, algo común y corriente y tolerado por los autoridades militares como ya vimos.

Pero el doctor Millán, opina sin temor a equivocarse, que se refiere al combustible utilizado en los ferrocarriles, porque los ferrocarrileros así llamaban a las máquinas de vapor, así la estrofa principal de La cucaracha sería de la siguiente manera: “La cucaracha, la cucaracha, / ya no quiere caminar, porque no tiene, / porque le falta leña que quemar.” El último verso fue cambiado por “Marihuana que fumar”, como aclara Antonio García Medina.

Actualmente, en el último de los casos si se piensa que el corrido revolucionario universal se refiere al insecto depredador que conocemos, los entomólogos dicen que la cucaracha no necesita marihuana para caminar porque es muy holgazana. Existen varias versiones de este corrido, cada facción armada la acomodaba a su conveniencia.

Pero se identificara más con el ejército villista, como dice Steven Wishnia:
“En México, después de la revolución de 1910, “La Cucaracha” era el himno del ejército de campesinos de Pancho Villa: “La Cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, marihuana que fuma.”

La cucaracha

La cucaracha, la cucaracha
Ya no puede caminar
Porque no tiene, porque le falta
Marihuana pa´ fumar.
Ya murió la cucaracha;
Ya la llevan a enterrar
Entre cuatro zopilotes,
Y un ratón de sacristán.
En el norte vive Villa
En el sur vive Zapata
Lo que quiero yo es venganza
Por la muerte de Madero
De las patillas de un moro
tengo que hacer una escoba,
para barrer el cuartel de
la infantería española.



Presentamos otra versión más completa de este famoso corrido



LA CUCARACHA

La cucaracha, la cucaracha

Ya no quiere caminar; porque le falta

porque le falta

marihuana que fumar.



Con las barbas de Forey

Voy a hacer un vaquerillo,

Pa’ ponérselo al caballo

Del valiente don Porfirio.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Para sarapes, Saltillo;

Chihuahua, para soldados;

Para mujeres, Jalisco;

Para amar, toditos lados.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Un panadero fue a misa,

no encontrando que rezar,

le pidió a la Virgen pura

marihuana que fumar.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Un zapatero fue misa,

No encontrando que rezar,

andaba por todas partes

Zapatos que remendar.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Con las barbas de Carranza

Voy hacer una toquilla,

pa’ ponérsela al sombrero

de su padre Pancho Villa.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Una cosa me da risa;

Pancho Villa sin camisa.

Ya se van los carrancistas;

porque vienen los villistas.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Necesito un automóvil

para hacer la caminata

al lugar donde mandó

a la Convención Zapata.



La cucaracha, la cucaracha, etc.

Ya murió la cucaracha,

ya la llevan a enterrar,

entre cuatro zopilotes

y un ratón de sacristán.



Julián Calleja,

Los mejores corridos mexicanos con acompañamiento para guitarra,

El libro español, México, 1972.

1913: Un año muy turbulento pues sucede la derrota del primer gobierno democrático en México con el asesinato del presidente Madero y Pino Suarez por el golpe de Estado del general Victoriano Huerta, que instala la efímera y trágica dictadura militar, que se sintetiza en una frase bastante fuerte del historiador de la Revolución mexicana el historiador José T. Meléndez: “Fue una orgía de sangre, alcohol y marihuana”.

Son muchos los testimonios de la afición a la marihuana del usurpador Huerta, pero el siguiente nos deja bastante claro que sus acciones autoritarias y de abuso de poder, del agandalle como forma de gobierno, aparentemente tenían que ver con el consumo de la marihuana pero más directamente con el virus del poder.

“A principios de noviembre, se fue Mr. Lind (embajador de los Estados Unidos), con la impresión pésima del Gobierno de Huerta y de su persona, pues ya sin freno alguno cometía todo género de atentados; vivía constantemente ebrio y fumaba marihuana con frecuencia; no salía del Café Colón y del Globo, que era un sitio elegante, adonde concurrían familias, pero desde que huerta sentó sus reales, lo abandonaron. Muchas veces, en estos lugares, despachaba los asuntos de Gobierno, y sus Ministros tenían que ir a acordar con él. Algunas veces tenía la humorada de ir a los mercados, en las poblaciones foráneas, y públicamente se ponía a comer tacos de las diferentes fritangas que se expenden en esos sitios; y en estos casos, públicamente tomaba jarros de pulque; en fin, la dignidad la arrojaba por los suelos. Cuando fumaba, se volvía completamente loco, y hubo veces que mandó fusilar a sus amigos que lo acompañaban en sus francachelas, y después que preguntaba por ellos, se le había olvidado el crimen que había cometido en el apogeo de su orgías; como ya conocían estas genialidades los Jefes militares a quienes ordenaba estas ejecuciones, no le obedecían, pero la presumible víctima se escondía y no se presentaba, sino hasta que huerta, preguntaba por él.”

No solamente él fumaba marihuana, también lo hacían algunos de sus colaboradores como el Gobernador del Distrito, Enrique Zepeda que lo imitaba con sus desplantes violentos. El desprestigio de Huerta es enorme debido a las innumerables víctimas de su Gobierno y le construyen inevitablemente una mala fama que sin embargo logra inspirar varios corridos revolucionarios.


¡Pobre Huerta! el agua surca
y aunque el mar va tranquila
le hace efecto de una turca
de una turca de tequila

Un calor como de fragua
le sofoca diariamente
y se pone a tomar agua
pero aquella es de agua ardiente.

Sólo puede en la mañana
darse un pobre gusto que es
el fumar su marihuana
y ponerse a dar las tres.


--- La Banda del automóvil gris, es un grupo de militares que se aprovechaba de su cargo para asaltar algunas residencias en la ciudad de México. Se refugiaban en la calle de Liverpool, en la cosmopolita Colonia Juárez.

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