jueves, 20 de enero de 2011

¿Qué hacemos con las drogas?


Articulo 1058

Juan Pablo García Vallejo
Ciudad Universitaria, a 19 de enero e 2011.- Esta es una pregunta que se hacen a diario millones de mexicanos por el gravísimo problema de violencia incontrolable e inestabilidad política que ha creado el mercado ilegal de drogas en México en los últimos años. Y este clima catastrófico y costosísimo en términos económicos, perdida de paz social y de vidas humanas tiene una solo respuesta: despenalizar las drogas para acabar con la distopia y la tanatocracia impuesta por los poderes facticos del narcotráfico.
Esta pregunta fue formulada por el ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente en su conferencia magistral ¿Qué hacemos con las drogas? Dentro del III Simposio de Los retos de la salud en México, que dicto ante un auditorio de científicos, médicos, y alumnos de esta máxima casa de estudios.
En la presentación el director de la Facultad de Medicina, Enrique Graue Wiechers explicó que es una necesidad que la UNAM discuta este tema social porque hace 100 años el uso de drogas no está prohibido, que la prohibición estatal al consumo de drogas comenzó en la segunda década del siglo XX y por lo que hay que reconocer que la drogadicción es un problema de salud que crea 200 mil muertes al año (ninguna relacionada al consumo de marihuana, hay que añadir) y su prohibición son fenómeno reciente. Luego señalo que “rara vez oímos la voz médica, hemos perdido presencia”.
Antes de comentar lo que expuso el doctor de la Fuente es necesario recordar ¿Cómo sucedió este secuestro del consumo de drogas como un problema de salud a ser un problema criminal? Lo que sucedió tanto por la condena internacional e drogas que comenzó en 1915 por los países del primer mundo y que México continúa con la crimi9nalziación ya en la Constitución de 1917. Cuando un grupo de diputados promovieron la criminalización para prevenir la degeneración de la raza y por otra, para distanciase o diferenciarse de la política liberal o de tolerancia al consumo de drogas durante la dictadura de Porfirio Díaz, en la que se vendían en farmacias, boticas y droguerías, así como en los mercados públicos a precios accesibles y sin receta médica. Esta Constitución mexicana que se considera ejemplar en el mundo llevó a la sociedad mexicana a dejar crecer el contrabando de drogas y ahora el dominio de los carteles de la droga en muchas áreas de la sociedad.
Las convicciones políticas de la criminalización las drogas no impidió la degeneración de la raza pero nos entregaron a un mal mayor: la corrupción, entre traficantes y las policías, y la neutralización de las opiniones médicas. Como lo explico en mi libro La disipada historia de la marihuana en México, 1942-2010.
De inició el ex rector de la Fuente señalo que el consumo de drogas debe dejar de ser un tabú, una prohibición o algo que se sabe pero nos e dice “porque hay un tabú, se pregunta, porque se le identifica con el crimen, se asumen posturas a priori con poca información por razones religiosas, morales, económicas y se sesga la información".
Por ello propuso partir del modelo de salud pública para tratar de resolver el consumo de drogas ilegales, este busca reducir el daño que las drogas hacen al individuo, al familia, a la sociedad, a las instituciones ya los países, diferenciar las sustancias adictivas según el daño que provocan a la salud y que se base en la evidencia científica su marco regulatorio más allá de ideologías y juicios morales.
Esta posición de sensatez académica es necesaria para continuar con el debate de la despenalización de las drogas. El ex rector de la UNAM comento que se debe dejar de utilizar el término legalización porque lleva a muchas confusiones y a muchos mal entendidos. Aclaro para la prensa que él no está proponiendo ningún uso de ninguna droga ni mucho menos la legalización, pero si un nuevo marco regulatorio de estas sustancias ilegales.
El modelo de salud pública propone que se trate a los drogadictos como enfermos no como criminales como lo establecen las políticas prohibicionistas, “son adictos no delincuentes y agrego los zares de la droga no son adictos”. Así que “los adictos no son enfermos no delincuentes”.
Explico más adelante que “la información funciona mejor que la prohibición, que el castigo indiferenciado.
Analizo las actuales políticas contra las drogas, las prohibicionistas criminalizadoras promovidas por los Estados Unidos y las políticas de reducción de daño de la Unión Europea. Y comento que en el año de 1998, él propuso por el gobierno mexicano en una Asamblea de la ONU cambiar las estrategias para combatir el consumo de drogas pero que este tema fue sacado de la agenda de forma unilateral.
Aunque dejo que cada asistente sacara sus propias conclusiones sobre este tema, asevero que en preferible el enfoque de salud más preventivo que un enfoque de guerra, que se base en razones científicas y que a la vez sea un debate sin pasiones, porque no es un problema ideológico ni moral, ni de derechas ni de izquierdas y la necesidad de platear las alternativas en un contexto internacional.
¡Solo despenalizarlas!

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