miércoles, 28 de abril de 2010

Economía política del opio y sus derivados

Guillen Vazquez, Jose Raul.
Economia politica del opio y sus derivados :
desde la antiguedad hasta la epoca contracultural de 1950-1960 :
un esbozo historic
o
Facultad de Economía, UNAM, 2001.

CONCLUSIONES

1. Históricamente hablando el opio ha formado parte de una gran diversidad
de culturas, en las que fue utilizado generalmente como un valor de uso medicinal, lo cual ha quedado constatado en nuestra investigación. Aunque no este probado que el opio sea la droga más antigua de la humanidad, así se le ha considerado, y lo que se puede afirmar es que durante siglos ha sido la más conocida. Sus usos y costumbres tienen una antigüedad aproximada de 6000 años antes de Cristo, y su consumo no creó en las comunidades precapitalistas un problema de toxicomanías equiparables a las que se desarrollan en el modo de producción capitalista.
Las formas del consumo de opio han variado en el proceso histórico de su
propio desarrollo, de tal manera que su consumo ha sido de diversas maneras: en píldoras, por masticación, en polvo, en bebidas, inyectado y fumado. En Oriente el opio lo comen y lo fuman; en Occidente es preferentemente inyectado en forma de heroína y morfina.
Entre los siglos XII y XVII se distribuyó en China, y era importado por los
portugueses que controlaban el mercado hindú; en 1836 los ingleses impusieron el consumo de opio en China provocando la Guerra del Opio. El negocio del opio era sumamente rentable para el capital inglés, antes de la guerra, el opio era el negocio más lucrativo que cualquier otro negocio que se estableciera con la economía china. No se pagaba ningún impuesto, los comerciantes de opio chino siempre pagaban por adelantado sus compras, y las ganancias brutas llegaban a veces a 1000 dólares por caja. El gobierno de la India Británica se beneficiaba con el impuesto que se cobraba al opio y era fundamental para sus ingresos, llegando a ser su tasa de más del 300 % de su valor. “Tal impuesto recolectado en 1829-30, sobrepasó el millón de libras esterlinas, cerca de 1/10 de su ingreso total anual”

En Europa durante todo el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, los
opiáceos jugaron un papel primordial en algunos sectores de la sociedad, se empleaba con fines lúdicos y placenteros, también formaba parte de la despensa obrera porque era fácil de conseguir y ayudaba a mitigar una serie trastornos ocasionados por la propia lógica del capital.
En los ambientes “intelectuales” de la burguesía del siglo XIX, la morfina, la
cocaína y los derivados del cáñamo, se convirtieron en una moda y no constituían
un verdadero problema social, hasta que el empleo de la morfina en la guerra franco-alemana de 1870-1871, provocó fuertes adicciones de los soldados conocida como mal militar y dependencia artificial; sin embargo, no constituía un problema equiparable al del alcoholismo. “El peligro de que los opiáceos produjeran toxicomanía era conocido en el siglo pasado, pero en Europa no se dramatizaba demasiado; hasta hace muy pocos años la tintura de opio, es decir el láudano, era corrientemente usado en medicina y sometido a muy pocas restricciones como remedio para distintos trastornos, junto a toda una serie de preparados morfínicos...” (Jervis, 1979: 11, 12).

2. Hoy en día, existe un problema de dimensiones planetarias nunca antes vista en las comunidades precapitalistas. La industria y el comercio de la heroína son considerados como producto del crimen organizado, pero difícilmente se entienden como parte de un proceso capitalista, las drogas, principalmente el opio y sus derivados (morfina y heroína), forman parte de la acumulación de capital en la economía mundial, y su producción, comercialización y consumo, constituyen una problemática inédita en la historia del capitalismo mundial, porque es un negocio que proporciona tasas de ganancia extraordinarias, y su ilegalidad ha ocasionado que diferentes sectores se corrompan para entrar en la dinámica de dicho negocio altamente rentable para el capital, han cumplido una función económica de primer orden, y en tiempos de crisis económica el capital las utiliza para desestabilizar cualquier brote de protesta en contra del capitalismo, logrando de esta
manera someter al sujeto social rebelde, y dejar intacto el sistema de explotación capitalista.
La producción de adormidera se ha triplicado con creces desde 1985. La superficie
mundial dedicada al cultivo ilícito de la adormidera creció hasta 280.000 hectáreas en 1996.
Casi el 90% de la producción mundial ilícita de opiáceos procede de dos principales zonas productoras: la Media Luna de Oro (Afganistán, Irán, Pakistán) y el Triángulo de Oro (Birmania, Laos, y Tailandia). Se estima que la producción ilícita (mundial) de goma de opio llegó a 5.000 toneladas en 1996. Se cree que alrededor de la tercera parte del total se consume como opio. Se calcula que en los años noventa se han producido anualmente más de 300 toneladas de heroína, principalmente para la exportación. México es uno de los principales proveedores de opiáceos al mercado más grande del mundo que es Estados Unidos. En cuanto al precio de la heroína, se cree que puede ser hasta dos mil veces superior al precio de producción de las materias primas, lo que nos da cuenta del valor agregado que se va generando en sus diversas etapas de transportación, antes de llegar al consumidor final en las grandes ciudades norteamericanas.
El precio de un kilogramo de opio en el Triángulo de oro en 1994 era de 365 dólares; en la Media Luna de Oro se cotizaba entre los 230-600 dólares el kilogramo, y en México era de 15 000-80.000 dólares. La morfina base en el Triángulo de Oro estaba cotizaba en un promedio de 1 000-1300 dólares el kilogramo; en la Media Luna de Oro se calculaba entre los 2000 y los 3500 dólares el kilogramo. La heroína en Tailandia tenía un valor aproximado de 2400-3200 dólares por kilogramo, mientras que en Pakistán se cotiza entre los 4000-10 000 dólares el kilogramo. (Pierre Kopp; 1997: 50)

A través de varias rutas que cruzan Europa, Asia y los Océanos Atlántico y Pacífico,
grupos criminales que operan en el Suroeste de Asia abastecen la mayor parte del mercado europeo de heroína, mientras que los que operan desde Asia sudoriental abastecen el mercado norteamericano. Se estima que los decomisos mundiales de opio son tan sólo del 10 al 15% del total destinado a la producción de heroína.
En los últimos años, el consumo ilícito de drogas ha aumentado en todo el mundo. Varios indicadores -visitas domiciliarias de emergencia, fallecimientos relacionados con el uso indebido de sustancias, detenciones de toxicómanos, número de países que dan cuenta de una elevación del nivel de consumo- hacen evidente que el consumo ha llegado a ser un fenómeno verdaderamente mundial. El consumo de heroína y otros opiáceos parece relativamente reducido. Según las estadísticas, tomarían esta sustancia (anualmente) unos 8 millones de personas, o sea el 0, 14% de la población mundial.
Cuando la epidemia del VIH/SIDA penetró en Asia en los años ochenta, (los consumidores de droga por vía intravenosa) fueron una fuente frecuente de infección, y el hábito de inyectarse drogas es ahora la segunda causa más frecuente de exposición al virus de inmunodeficiencia humana. Actualmente, el 80% de las infecciones con VIH en Malasia y China parecen relacionadas con el consumo de drogas inyectables. A nivel mundial, alrededor del 22% de la población afectada por el VIH/SIDA se inyecta drogas.
Se han hecho muchas estimaciones de los beneficios totales derivados de la industria de la droga ilícita, situándose la mayoría entre 300.000 y 500.000 millones de dólares en EE.UU.
No obstante, el creciente número de datos reunidos hace pensar que la cifra real se sitúa en torno a 400.000 millones de dólares. Un volumen de negocios de 400.000 millones de dólares equivaldría aproximadamente al 8 por ciento de todo el comercio internacional. En 1994, esta cifra habría sido mayor que el comercio internacional de hierro, acero y vehículos de motor, y más o menos igual al volumen total del comercio internacional de textiles. Las estimaciones de los beneficios marginales brutos a nivel de minorista de metanfetamina, crack, cocaína y heroína son respectivamente del 240%, el 300% y el 100% de los precios al por mayor.
Sobre el lavado de dinero: La necesidad de legitimar ganancias mal obtenidas ha crecido en proporción a la expansión de la industria de la droga ilícita y a la propensión de los delincuentes a operar en el mundo de los negocios legítimos.
Sería un error suponer que los paraísos fiscales son mercados periféricos y que se utilizan sólo para servicios especializados y a veces ilegítimos. Según algunas estimaciones, más de la mitad del capital monetario mundial pasa a través de paraísos fiscales, alrededor de 2 billones de dólares EE.UU. de capital privado (el 20% del capital privado total) se invierte en tales centros y en tomo al 75% de la industria de seguros cautiva (con coeficiente forzoso de inversión) está en paraísos fiscales. En 1993, los bancos tenían 1,5 billones de dólares EE.UU. de activos externos invertidos en paraísos fiscales, lo que equivale a alrededor del 30% de los invertidos en países industriales, mientras que los fondos de inversión extraterritoriales administraban alrededor de 1 billón de dólares EE.UU. de
activos.
Dos tendencias han caracterizado el blanqueo de dinero en los últimos años. La primera es la creciente profesionalización de la función. La segunda es su internacionalización, que es consecuencia de dos factores: por un lado, la integración de los mercados financieros en una entidad compleja y mundial; por otro, el esfuerzo de los traficantes por evitar ser descubiertos concentrando las operaciones en países en que las leyes son inexistentes o embrionarias y se aplican con poco rigor.
En conjunto, tal vez la repercusión más importante del lavado de dinero sobre la economía legítima es que socava la integridad del sistema financiero y este hecho, según la amplitud y la rapidez de la pérdida de confianza, puede tener consecuencias devastadoras a nivel nacional e internacional.

3. Las drogas en el Capitalismo Contemporáneo, funcionan como cualquier otra mercancía, su proceso de producción se realiza con capital constante y capital variable, tienen un valor de uso y un valor de cambio, son creadoras de plusvalor, contienen tiempo de trabajo socialmente necesario, funcionan de acuerdo a la oferta y la demanda, y sirven para adecuar el cuerpo y la conciencia de los individuos a la creciente explotación de plusvalor.

4. En algunos países en la década de los sesenta durante la guerra de Vietnam, el cultivo de la adormidera y la producción del opio estaban controlados por la CIA, y organizaron su mercado en Indochina; la mafia Siciliana y las grandes organizaciones internacionales que la respaldaban tenían financiadores y protectores altamente situados; la derecha y el mismo estado capitalista han tenido el interés primordial en facilitar la difusión de la heroína entre los jóvenes politizados.
La manipulación a cargo del gobierno de los mercados de la droga se produce en todas partes. Durante la segunda guerra mundial, los ocupantes japoneses de Manchuria copiaron una página del libro de la opresión colonial británica de un siglo antes, y produjeron grandes cantidades de opio y heroína para distribuirla en el interior de China. Ello se hizo no pensando en el provecho, como en el caso británico, sino con el intento de crear los suficientes adictos como para romper de un modo eficaz la voluntad del pueblo chino y su resistencia a la ocupación. Más tarde, en la década de los años sesenta, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) utilizó la misma técnica para sofocar la disidencia política en los guetos negros americanos bajo una avalancha de heroína blanca china de extraordinaria pureza. (Mckenna, 1993: 248).

5. El Imperialismo norteamericano lanza una cruzada para combatir el narcotráfico justificando de este modo su intervención política y militar para mantener sus intereses económicos salvaguardados en sus “colonias”. El caso más ilustrado, es la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989 con la llamada “guerra contra las drogas”. De esta manera podemos constatar que el combate al narcotráfico tiene la función de controlar el abastecimiento de las drogas y no su erradicación total.
El gobierno de Estados Unidos sabía que Noriega había estado involucrado en el
tráfico de drogas desde por lo menos 1972, cuando la administración de Nixón
consideró asesinarlo. Pero él permaneció en la nómina de la CIA. En 1983, una
comisión del Senado norteamericano concluyó que Panamá era un centro
importante para el lavado de dinero producido por las drogas y para el
narcotráfico.
Aun así, cuando Noriega fue acusado finalmente en Miami en 1988, todos los
cargos excepto uno estaban relacionados con actividades que tuvieron lugar antes
de 1984 -la época en que era nuestro muchacho, colaboraba en la guerra de
Estados Unidos contra Nicaragua, y robaba elecciones con la aprobación de
Estados Unidos y generalmente sirviendo los intereses norteamericanos
satisfactoriamente. Esto no tuvo nada que ver con el súbito descubrimiento de que
era un bandido y un vendedor de drogas- lo que se sabía desde siempre. (Chomsky,
1994:58, 59)
Estados Unidos es el mercado de consumo más lucrativo del mundo, y México es uno
de los grandes centros mundiales de producción y tránsito de todo tipo de drogas. Ambas naciones constituyen, además, el mayor espacio mundial de blanqueo e inversión de capitales del narcotráfico. En el resto de América Latina, la guerra contra las drogas responde sobre todo a la necesidad de desarrollar una fuerza capaz de preservar los intereses estadounidenses. América del Sur sigue ejerciendo el monopolio mundial de la producción de cocaína, mientras que los traficantes colombianos han desarrollado la producción de materias primas (hojas de coca y pasta base), los peruanos y sobre todo los bolivianos incrementaron la fabricación del producto acabado: clorhidrato de cocaína.
Brasil se ha convertido en un importante centro de distribución de la cocaína boliviana, sobre todo destinada a Europa y el Cercano Oriente. Otros países como Chile, Argentina y Uruguay sirven de rutas alternativas del tráfico de las drogas producidas en los países andinos.
Desde hace ya varios años, Estados Unidos emite un juicio sobre diversos países para
certificar su política en contra del narcotráfico. Aquellos países que no logran la
certificación, o que se nieguen a la misma, tienen sanciones económicas que repercuten fundamentalmente en sus relaciones comerciales. Estas y otras actitudes que vienen manejando los Estados Unidos, reflejan la subordinación de las economías latinoamericanas a los dictámenes del capital norteamericano.

6. Otro de los problemas con los que nos enfrentamos actualmente, es la terrible desinformación y mistificación en torno al llamado “problema de las drogas”. Los medios de comunicación, o mejor dicho de desinformación, se han encargado de difundir “la amenaza de la droga”, los periódicos y la televisión, son los principales instrumentos que utiliza el capitalismo para que el sector social tenga un punto de vista oficial de las drogas.
“La acción de las fuerzas represivas del estado (policía, guardias, magistratura, psiquiatras) respecto de los presuntos o verdaderos drogados se desarrolla, por lo general, sobre la norma de una total desinformación respecto de su realidad psicológica y social... De hecho los consumidores de cannabis y de LSD son empujados progresivamente a asumir comportamientos que justifican no sólo la ideología general dominante de la `droga´ sino también los prejuicios específicos que las fuerzas represivas del estado se han hecho a su respecto”. (Jervis; 1977: 45, 46)

7. Finalmente, el llamado problema de las drogas ha generado un amplio debate en el que se discuten los argumentos en “pro” y en “contra” de la legalización de las drogas.
Al cundir el sentimiento de que la política en materia de drogas está en un callejón sin salida, han surgido numerosos grupos de presión que piden cambios en la fiscalización internacional de las drogas mediante el levantamiento de la prohibición -por ejemplo, mediante modificaciones de los actuales convenios de fiscalización de drogas- y dando un nuevo impulso a las medidas para reducir el daño asociado al uso ilícito de la droga. Al estar estos grupos asentados sobre bases eclécticas y al estar integrados por académicos, políticos, médicos, economistas y personalidades influyentes en la opinión, motivados en su mayoría por preocupaciones graves y bien fundadas, constituyen un desafío considerable para la actual filosofa de lucha contra la droga.
Pese a los importantes gastos para aplicar la legislación represiva, que en los Estados Unidos pasaron de 4.700 millones de dólares en 1988 a 12.300 millones de dólares en 1993, el precio en la calle tanto de la cocaína como de la heroína, fluctúa en términos de su represión. Sin embargo, los prohibicionistas creen que la ausencia de prohibición habría creado problemas todavía peores que su presencia, tal vez análogos a las consecuencias para la salud del uso indebido de las drogas legales, el alcohol y el tabaco.
Un aspecto notable del debate de la legalización es que tiene lugar casi exclusivamente en y sobre las naciones industrializadas de Occidente, hecho que se refleja en las publicaciones disponibles sobre la materia, tomando como paradigma la política holandesa en materia de drogas.

Los argumentos en contra de la legalización de las drogas establecen que si se
legalizara el consumo de drogas a) se incrementaría en una proporción muy grande el
consumo de drogas; b) el incremento del consumo de drogas incrementaría la violencia y los crímenes generados por los drogadictos; c) el aumento del consumo de drogas
ocasionaría una caída en la productividad y sería el causante de la descomposición social; d) el aumento en el consumo de drogas generaría cuantiosas pérdidas de capital en servicios de salud, provocando una crisis de grandes proporciones; e) “al legalizar las drogas el Estado estaría abdicando de su papel moral en la sociedad, pues dicha legalización implica una aprobación del consumo de drogas”.
Los argumentos en “pro” de la legalización de las drogas argumentan los siguientes
puntos: a) desaparecería la violencia provocada por los narcotraficantes (violencia contra el Estado, violencia entre las bandas por mantener controlado el mercado de drogas); b) el estado capitalista se ahorraría dinero-capital en las campañas contra las drogas; c) desaparecería la corrupción que genera este atractivo negocio en todos los niveles sociales; d) se protegería la salud del consumidor, ya que se establecería un control de calidad del producto y se terminaría con las adulteraciones de las drogas para disminuir los costos de la
mercancía; e) los países productores y de circulación dejarían de ser presionados por los Estados Unidos, supuestamente para “certificar” el combate contra las drogas; f) los estados incrementarían sus ingresos por los impuestos que se cobrarían a estas mercancías; g) se eliminaría la saturación de los sistemas de justicia de los diferentes países, los cuales no pueden ya procesar de manera eficiente a todos los acusados de narcotráfico; h) se eliminarían otras amenazas adicionales a los Estados, como la asociación guerrillanarcotráfico.
Tanto los argumentos en “pro” como los argumentos en “contra”, evidencian la gran
preocupación por entender el fenómeno de la drogadicción y los intereses económicos que hay en este negocio; sin embargo, me parece que en general se omite un detalle muy importante, y es desde mi punto de vista, el punto de partida de la discusión: “el concepto mismo de droga”; mientras se desconozcan la especificidad de las drogas duras y las drogas blandas, la discusión está determinada a fracasar. Porque no es lo mismo hablar de marihuana, que hablar de heroína o cocaína, o hablar de alcohol o fármacos etc.; lamentablemente cuando se habla de la legalización de las drogas, no se hace esta diferenciación y el efecto que tiene en el sector social es el escándalo y el sentimiento catastrofista de las drogas.
Para legalizar las drogas es de vital importancia abrir espacios informativos en los
que se explique el peligro de consumir tal o cual droga. Explicar que las drogas no son de reciente aparición, que sus usos y costumbres han variado históricamente y que su consumo no creó un problema de toxicomanías parecidas a las actuales; enseñar que el fenómeno de la drogadicción es producto en gran medida de las condiciones de vida en el modo de producción capitalista y que las políticas prohibicionistas lejos de resolver el problema de la drogadicción lo han incrementado.
La hipócrita campaña contra el narcotráfico ha determinado en gran medida que el
llamado delincuente tenga que recurrir a métodos violentos para conseguir sus drogas. Hoy en día, no podemos pensar en cualquier actividad social si no está de por medio el alcohol, los fármacos, la cocaína, la heroína y la morfina, y su consumo es mundial, curiosamente las empresas químico-farmacéuticas, recetan algunas de ellas para muchos síntomas que son emanados del ritmo de la sociedad capitalista, habría que recordar que a inicios del siglo XX, la empresa químico-farmacéutica Bayer lanzó al mercado con un gran alarde publicitario la aspirina y la heroína como panaceas universales; está comprobado que la heroína es una de las drogas más peligrosas y su consumo ha sido la causante de muchas muertes y de muchos procesos de desestabilización política.

martes, 27 de abril de 2010

Las drogas: ¿Liberalización o legalización?

XVIII COLOQUIO NACIONAL SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA
CMPF y UAS, Culiacán, Sinaloa, noviembre de 2006

Eduardo Harada O.
1. El problema del narcotráfico en México: ¿cuál es la solución?

En los últimos años, los crímenes violentos relacionados con el narcotráfico, principalmente, los ajustes de cuentas y las ejecuciones, han aumentado de forma preocupante en nuestro país.
De acuerdo con los especialistas, la explicación a ello se encuentra en que el territorio mexicano ha dejado de ser únicamente un lugar de producción o exportación de drogas para convertirse en uno de consumo: por eso, los cárteles de la droga llevan a cabo diariamente en las calles de nuestras ciudades una lucha despiadada para controlar el mercado interno.
Frente a ello, el gobierno mexicano, además de promover y realizar campañas en los
medios masivos de comunicación para prevenir y evitar el consumo de drogas (del tipo “Di no a las drogas”), destina cada vez más recursos a la lucha en contra del narcotráfico. Incluso, algunos sectores de la sociedad mexicana han llegado a exigir la intervención directa del ejército en este problema, pues consideran que en su solución se encuentra en juego la soberanía nacional. En
efecto, se argumenta que las drogas no sólo son un problema personal de quienes las consumen o siquiera de salud pública, sino, ante todo, de seguridad, pues su tráfico ilegal provoca un debilitamiento de las instituciones y de la gobernabilidad del país. En concreto, los cárteles de la droga pueden llegar a adquirir tanto o más poder, no sólo económico sino también político y hasta militar, que el estado mismo.
Justamente, pensando en mejorar la seguridad nacional, en enero de 2004 el Ejecutivo
mexicano envío al Senado de la República un proyecto por el cual se reformaban, adicionaban y derogaban diversas disposiciones del Código Penal Federal, el Código Federal de Procedimientos Penales y la Ley General de Salud. El principal objetivo de dicho proyecto era concentrar los esfuerzos de todos los niveles del gobierno mexicano en contra de los narcotraficantes en lugar de dirigirlos hacia los consumidores. Para conseguir eso, se proponía convertir al narcomenudeo en un delito del fuero común de modo que los gobiernos estatales y municipales pudieran perseguirlo junto con el gobierno federal. Pero para que esto último
resultara factible era necesario diferenciar al narcomenudeo de la portación de drogas para uso personal por parte de los consumidores (hecho que, con las nuevas disposiciones mencionadas, quedaría despenalizado, si llegara a ocurrir por primera ocasión). Así, se estableció una tabla que fijaba lo que se considerarían dosis personales de las drogas conocidas. En concreto, se permitiría
la portación de hasta 25 miligramos de heroína, cinco gramos de marihuana y medio gramo de cocaína; además, de LSD, éxtasis, anfetaminas y otras drogas en pequeñas cantidades.
El decreto fue aprobado, con ciertas modificaciones, por el Congreso de la Unión a finales de abril de 2006, por lo cual fue reenviado al Ejecutivo federal para que lo publicara y, de este modo, entrara en vigencia. Sin embargo, a principios de mayo, a pesar de que el decreto era consecuencia de su proyecto y un día antes su vocero aseguró que lo firmaría, Vicente Fox decidió regresarlo a las cámaras (es decir, “mandarlo a la congeladora”, como se dice en la jerga legislativa), debido a las presiones que recibió por parte de la DEA y de los gobernadores de los
estados norteamericanos fronterizos, quienes expresaron su preocupación acerca de que la aprobación en México de ese paquete de medidas legales daría lugar a un turismo con el único fin de consumir drogas, es decir, podría crear en el extranjero la falsa idea de que en México la venta y el consumo de las drogas habían sido completamente liberalizados (promovería la demanda).
Es evidente que el problema de las drogas es muy importante, no sólo en México sino en todo el mundo, no obstante, hasta ahora ha sido sistemáticamente descuidado o dejado de lado por la bioética, en concreto, por la reflexión filosófica.
Quizá, esto haya sucedido porque, a diferencia de lo que ocurre con otros problemas
bioéticos (por ejemplo, el aborto, la eutanasia o la clonación) frente a los cuales se acepta que puede haber posturas a favor y en contra de su legalización, pues ésta puede tener tanto efectos positivos como negativos, en cambio, se considera que las drogas son siempre “malas” y que nadie puede argumentar racionalmente en términos morales a favor de su legalización.
En tanto que se estima que el consumo de drogas atenta contra lo que convierte a los seres humanos en tales, es decir, su conciencia y libertad (los vuelve esclavos de algo que les hace daño o que destruye su salud, cuerpo, vida y voluntad), su discusión no giraría en torno de principios y valores morales, sino tan sólo acerca de los medios prácticos, médicos, legales o políticos, para impedir, enfrentar y eliminar su producción, distribución y consumo.
Sin embargo, se olvida o desconoce que existen pensadores, tanto de izquierda como de
derecha, entre ellos, reconocidos escritores, filósofos y economistas, que, precisamente, en nombre de la libertad individual argumentan a favor de la legalización de las drogas.
En efecto, aunque quizá a algunos les parezca absurdo que siquiera se plantee la
posibilidad de la “legalización de las drogas”, ya que éstas son sustancias artificiales que modifican el estado interno natural de los organismos vivos y que pueden conducir a su muerte, por lo cual pueden y deben ser prohibidas, sin embargo, existen argumentos empíricos, prácticos y éticos a favor no sólo de su legalización sino, inclusive, de su liberalización.
En esta ponencia se discutirá el problema de si en una sociedad democrática la libertad individual implica necesariamente la legalización de las drogas, entendiendo por esto que su producción, distribución y consumo queden libres de cualquier control por parte del estado y únicamente se sometan a las leyes del mercado.
En concreto, lo que trataré de mostrar es que 1) la regulación por parte del estado no se contrapone a libertad individual, sino que, por el contrario, la implica como su condición de posibilidad y 2) ‘legalización’ de las drogas sólo puede significar el establecimiento de un nuevo tipo de regulación estatal de modo que en algunos casos sean permitidas, mientras que en otros queden prohibidas.

2. Argumentos neoliberales a favor de la liberalización de las drogas

Como señalé al principio, algunos pensadores han argumentado a favor de la legalización de las drogas, a la cual conciben, más bien, como una ‘liberalización’ de mercados. Los argumentos que emplean son básicamente de tres tipos: empíricos, prácticos y éticos. A continuación, aunque sea de forma muy sucinta, trataré de exponer los principales. Después, en la siguiente sección, haré una crítica, también breve, de ellos, sobre todo, de los que tienen que ver con principios y valores
morales.

1) ARGUMENTO EMPÍRICO: la prohibición de las drogas se basa en ideas falsas sobre ellas. En efecto, normalmente se define a las ‘drogas’ como sustancias que modifican las funciones del sistema nervioso central, es decir, que afectan la forma de pensar y actuar de quienes las consumen y que, además, crean tolerancia y dependencia psicológica y fisiológica en ellos.
Pero de inmediato nos daremos cuenta que la definición anterior es poco satisfactoria, pues existen muchas sustancias completamente legales y que comúnmente no son consideradas drogas (por ejemplo, el tabaco) que no sólo comparten cada una de las características mencionadas sino que, además, tienen efectos más severos que los que originan otras que se hallan prohibidas (por ejemplo, la marihuana).
Ahora bien, si lo anterior es cierto, lógicamente surge la pregunta de por qué algunas drogas son legales mientras que otras no lo son. Es más, brotan dudas acerca de si tiene algún sentido tratar de prohibir parte de ellas y si no todas deberían estar igualmente permitidas, si la decisión de prohibir algunas de ellas es completamente arbitraria, no tiene ningún fundamento o, simplemente, es ideológica, en el sentido de que a pesar de que se presenta como neutral y objetiva, apoyada en razones médicas, favorece los intereses de algunos grupos (en concreto, los grandes productores y distribuidores tanto de las drogas legales como de las ilegales).

2) ARGUMENTO PRÁCTICO: la prohibición de las drogas provoca más problemas de los que resuelve. Es decir, la criminalidad que existe en torno a las drogas no es causada tanto por su consumo sino, más bien, es un efecto de la prohibición estatal que pesa sobre ellas.
Efectivamente, debido a la ley de la oferta y la demanda, la prohibición encarece su precio, hace más atractiva su producción y distribución y favorece a los narcotraficantes con ganancias totalmente desproporcionadas con respecto a sus costos reales. Es decir, la prohibición estatal distorsiona el funcionamiento natural del mercado y favorece a los cárteles de la droga los cuales, en términos prácticos, constituyen monopolios que libres de toda competencia.
Por el contrario, si las drogas dejaran de estar prohibidas entonces la criminalidad
relacionada con ellas desaparecería o, por lo menos, se mantendrían dentro de los estándares normales propios de las drogas legales, como el alcohol.
De acuerdo con esta perspectiva, el problema con las drogas no es tanto su producción o distribución sino su consumo: lógicamente, mientras haya demanda, habrá oferta. Y el hecho es que, a pesar de la “guerra contra las drogas” que se ha emprendido a escala mundial desde hace varias décadas (con EUA a la cabeza), el consumo no sólo no ha disminuido sino que ha aumentado pues es imposible ir en contra de las leyes del mercado: si alguien tiene una necesidad siempre encontrará un mercado, libre o negro, donde satisfacerla, pero, también, de la naturaleza humana: podemos encontrar la necesidad por las drogas en todas las culturas y épocas.
Así, lo único que les queda a los estados nacionales es legalizar lo que ocurre de hecho en su territorio, es decir, manejar las drogas de la misma manera que se trata a cualquier otra mercancía: dejar su producción, distribución y consumo en manos del libre juego de las fuerzas del mercado para que éste se autorregule, sin necesidad de alguna intervención externa.

3) ARGUMENTO MORAL: la prohibición de las drogas atenta contra la libertad
individual. Esto es, se argumenta que no sólo la prohibición de algunas drogas descansa en ideas falsas y es contraproducente en términos prácticos, sino que, más importante, es inmoral en términos morales.
En el mundo moderno y en las sociedades democráticas el valor moral y político
fundamental es la libertad individual o el derecho de las personas a hacer con su vida y cuerpo lo que quieran, incluido ponerlos en peligro o destruirlos, sin que nadie, ni siquiera el estado, deba interferir en ello. En concreto, no es tarea de los estados o de los gobiernos determinar qué es bueno o malo para los individuos, sino que éste es un asunto que les corresponde decidir únicamente a cada uno de ellos.
Por supuesto, la única limitante a ese derecho es que no se perjudique a terceros, pero en el caso de las drogas esto no ocurre, pues sólo afectan el sistema nervioso central de quienes voluntariamente las consumen.
Por lo demás, las drogas no son en sí mismas buenas ni malas sino sólo lo es el uso que se puede hacer de ellas: lejos de necesariamente conducir a la muerte o destruir la vida de quienes las consume, pueden ser poderosos medios para expandir la consciencia, obtener nuevos placeres y potenciar las capacidades humanas, especialmente la creatividad, lo cual, de nuevo, es algo sumamente valorado en el mundo moderno, además de que se encuentra en perfecta sintonía con el individualismo y hedonismo característicos de nuestras sociedades, principalmente, de los
sectores más jóvenes.
En conclusión, de acuerdo con esta postura si la prohibición de algunas drogas se basa en ideas falsas sobre ellas, provoca más problemas de los que resuelve y se haya en contradicción directa con uno de los principios y valores morales fundamentales del mundo moderno y de las sociedades democráticas, entonces lo más conveniente sería legalizarlas, entendiendo por ello la desaparición de todo control estatal para que su producción, distribución y consumo queden sometidas exclusivamente a las leyes del libre mercado.
Y no se crea que los anteriores “argumentos” son, simplemente, “mariguanadas de
mariguanos”, ya que el norteamericano Milton Friedman, Premio Nóbel de Economía en 1976, principal representante de la Escuela de Chicago y admirado o despreciado por ser uno de los padres del neoliberalismo, desde los años setenta, repetidamente ha hecho uso de ellos.
Pero tampoco son únicamente la expresión del cinismo descarado de quienes buscan
entronizar la libre empresa a costa de lo que sea (no sólo la vida y la salud de los consumidores sino inclusive la existencia misma de las sociedades), pues reconocidos y respetados intelectuales libertarios hispanoamericanos, considerados progresistas y de izquierda y, por tanto, enemigos del neoliberalismo, como el colombiano Gabriel García Márquez y el mexicano Carlos Fuentes así como los filósofos españoles Fernando Savater y Antonio Escohotado, también los han esgrimido.

3. Una perspectiva auténticamente liberal sobre el problema

Los argumentos empíricos y prácticos neoliberales o libertarios a favor de la legalización de las drogas, entendida como una ‘liberalización’, no sólo pueden resultar atractivos sino que contienen una buena dosis de razón: si se reconoce la falsedad de algunas ideas sobre las que reposa su prohibición y que ésta tiene más efectos negativos que positivos, entonces, lógicamente, no queda otra alternativa sino aceptar la revisión y, eventualmente, la reforma de la legislación existente sobre ellas.
El problema es si más allá de los argumentos basados en hechos o de los que se refieren a consecuencias prácticas, puede haber argumentos fundados en principios y valores morales que puedan justificar, en general, la regulación y, en concreto, la prohibición de algunas drogas por parte del estado, es decir, si es verdad, como sostienen los libertarios y neoliberales, que en una sociedad democrática la producción, distribución y consumo de las drogas puede y debe dejarse
al libre juego de las fuerzas del mercado sin ninguna intervención estatal (como si esta última fuese, automáticamente, equivalente a totalitarismo).
Aunque es cierto que en una sociedad democrática uno de los valores morales y políticos fundamentales es y debe ser siempre el respeto a la libertad de los individuos, no obstante, desde una perspectiva auténticamente liberal (por ejemplo, la de Karl R. Popper) es falso que esa libertad individual se contraponga a la intervención del estado, pues la verdad es que la presupone como su condición de posibilidad.
A diferencia del libertarismo o neoliberalismo, el liberalismo reconoce que,
inevitablemente, la libertad individual debe ser restringida por el estado, pues las acciones de un ciudadano pueden afectar -de manera más o menos directa- a los demás, lo cual no sólo puede conducir a constantes e interminables conflictos sino a la anulación de la propia libertad: el ejercicio de la libertad de unos puede volver imposible la libertad de los otros. Así, en un estado democrático los ciudadanos eligen libremente un gobierno para que garantice su libertad, pero a condición de limitar la de todos. El precio de vivir en una sociedad democrática es aceptar que
nadie puede hacer todo lo que quiera ni con su cuerpo ni con su vida y que, por el contrario, existen reglas y leyes que determinan en cuáles circunstancias está permitido y prohibido.
En el caso de las drogas lo anterior significa que su ‘legalización’ sólo puede constituir una regulación diferente a la que está vigente por parte del estado y no una “liberalización” (completa), si se entiende por esto último “eliminar todas las leyes para que cada quién haga lo que quiera”, lo cual es no es posible ni en éste ni en ningún otro caso. Más bien, ‘legalización’ de las drogas sólo puede significar que en ciertas circunstancias específicas su producción, distribución y consumo será legal y no estará penalizado, mientras que en otras, igualmente específicas, continuará estando prohibido y será castigado.
Por otra parte, la respuesta a la pregunta de por qué algunas drogas están prohibidas
mientras que otras no lo están reposa en que aunque es cierto que todas las drogas afectan el sistema nervioso, sin embrago, no todas lo hacen de la misma manera o que algunas lo hacen de tal modo que las acciones de las personas pueden resultar peligrosas para ellas mismas y para los demás. Es más, algunas pueden poner en peligro las condiciones que hacen posible una sociedad liberal y democrática: en concreto, las acciones libres y conscientes y, por tanto, responsables de los individuos.
Desde luego, junto con Michel Foucault, debemos oponernos a la gubernamentalidad, el
biopoder, la normalización y la medicalización, es decir, a la forma en que se ejerce en las sociedades modernas el poder sobre la vida de los individuos y las poblaciones, previamente construidos como tales. En concreto, debemos cuestionar y rechazar el estado terapéutico que, con base en criterios supuestamente científicos y objetivos acerca de la “normalidad” y la “salud”, pretende hacerse cargo del bien y la felicidad de los individuos.
Pero la realidad es que las drogas no sólo afectan el cuerpo y la vida de quienes las
consumen, sino que también producen daños sociales, como la baja en el rendimiento escolar y laboral o enormes costos en la seguridad social debido a las enfermedades y los accidentes que provocan, los cuales terminan siendo pagados por todos los ciudadanos, por lo que el estado no tiene otra alternativa que intervenir en ello.
A quienes hablan de “nuestro derecho a las drogas” habría que recordarles que no existen derechos absolutos o irrestrictos, sino sólo dentro de ciertos límites, ya que todo derecho siempre supone ciertas obligaciones así como penalizaciones en caso de que no se las cumpla.
No obstante, quienes normalmente están a favor de la “legalización de las drogas” pocas veces proponen algo concreto acerca de cómo llevar a cabo ese proceso, es decir, cuál sería el nuevo régimen legal que sustituiría al actual, pues parecen creer que con la legalización todas las leyes desparecerían y junto con ellas, mágicamente, los problemas para los cuales fueron creadas.
Lo cual pone de manifiesto que detrás de sus planteamientos subyace una actitud
decisionista, según la cual el problema de las drogas son, en el fondo, meramente convencional, de tal modo que se esfumará, mágicamente, gracias a la eliminación de las leyes prohibicionistas.
Pero la realidad es que aunque teóricamente con la legalización desaparecerían muchos delitos, es seguro que surgirán nuevos problemas, posiblemente más difíciles que los actuales.
De hecho, tomando en cuenta cuestiones realmente prácticas, una ampliación de la
legalización de las drogas en un país sólo podría resultar factible si es gradual y se realiza al mismo tiempo en otras naciones, sobre todo, las vecinas, pues, como acabamos de constatar hace unos meses, proponer en México una legalización de la portación de drogas para consumo personal con el fin de combatir el narcomenudeo es completamente ilusorio mientras EUA mantenga su política prohibicionista (lo cual es lo mismo que decir, intervencionista y proteccionista).
Asimismo, sabemos que, como sucede en todos los ámbitos de la economía mundial, la
supuesta ‘liberalización’ del mercado de las drogas terminaría por favorecer no tanto a los consumidores sino a las empresas trasnacionales (gracias, entre otras cosas, a las políticas económicas intervencionistas, proteccionistas, etc., de sus gobiernos) y perjudicando, en cambio, a la mayor parte de la población de países como el nuestro, a los que se exige la apertura irrestricta de sus fronteras al libre comercio.

4. Aclaraciones finales

En esta ponencia traté de mostrar que dado que existen muchas ideas falsas sobre las drogas y la prohibición de algunas de ellas provoca más problemas de los que resuelve, las legislación actual sobre ellas en México y el mundo debería ser revisada y, quizá, hasta modificada.
Sin embargo, también señalé que ello no significa que su control estatal deba o pueda ser eliminado por completo. ‘Legalizar’, dije, no es, de ningún modo, sinónimo de ‘liberalizar’, lo cual no es posible ni en el caso de las drogas ni en ningún otro caso, ya que, contrariamente a lo que plantean neoliberales y libertarios, la intervención del estado no se contrapone a la libertad individual, sino que es aquello que la hace posible.
En realidad, ‘liberalizar las drogas’ sería tanto como pasar de un extremo a otro: de una restricción arbitraria de algunas drogas a una liberalización ilimitada, igualmente injustificada, de todas. Sin embargo, una liberalización absoluta resultaría tan irracional y poco factible como lo es pretender prohibirlas completamente.
Pero antes de terminar, por si quedara alguna duda o si no fui suficientemente claro,
quiero puntualizar que plantear el problema de la legalización de las drogas o, incluso, aportar argumentos a favor de ella, no es para nada lo mismo que “hacer una apología de la drogadicción” u “oponerse a que se combatan las adicciones”.
A lo que sí equivale es a cuestionar la hipocresía o doble moral de una cultura que de manera totalmente arbitraria permite y tolera algunas drogas, mientras que injustamente prohíbe y condena otras.
También significa mostrar que ante el problema de las drogas, al igual que frente a otros problemas bioéticos, no existen soluciones mágicas, completas o que eliminen todos los problemas de una vez y para siempre o que, a su vez, no produzcan nuevos problemas, imprevistos e imprevisibles y quizá peores que los originales.
Y supone cuestionar que algunos argumentos neoliberales que generalmente rechazados
cuando se refieren a la educación o la salud sean vistos con simpatía cuando se les emplea para justificar la legalización de las drogas.
Aunque nos prometan el paraíso de la libertad ilimitada, no caigamos en el consumo de
las mercancías neoliberales.


Bibliografía


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De Greiff, P. y G. de Greiff (compils.), Moralidad, legalidad y drogas, FCE, México, 2002.
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Szatsz, T., Droga y Ritual, FCE, México, 1990.
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¡Los hongos alucinógenos de Alicia son síntomas de la migraña!

En la revista de divulgación de la ciencia ¿Cómo ves? del mes de marzo dedican un artículo a las metáforas científicas utilizadas por Lewis Carroll en el libro Alicia en el paìs de las maravillas y dice, que por mucho tiempo se creyò que la seta que hace crecer y achicarse a la niña Alicia era un hongo alucionógeno, pero ahora dicen que es uno de los sìntomas de la migraña que padecìa Carroll...


La migraña produce muchas cosas en la cabeza...

No añade el autor, Luis Javier Plata Rosas, que la migraña se cura con cannabis, como recomienda la reevaluación médica de la cannabis... se queda sólo en el cientificismo.

Saludos
Carpe Diem

miércoles, 21 de abril de 2010

La Gaceta Cannábica en la Preparatoria Belisario Dominguez en Cuautepec




Con motivo el Día Mundial del Libro
* Visita el Plantel Cuautepec de la Preparatoria de la UACM
** Busca crear lectores competentes
** Las nuevas generaciones se sorprenden de esta publicación

Juan Pablo García Vallejo

Ciudad de México a 20 de abril de 2010.- El periódico cultural Gaceta Cannábica se distribuyo en el plantel de la Preparatoria Cuatepec Belisario Dominguez de la Universidad Autonóma de la Ciudad de México (UACM), con motivo del próximo Día Internacional del Libro que se celebrará el 23 de abril, dia en que murio Shekespeare y Cervantes, este centro de estudios se encuentra ubicado en la zona marginal de la Delegación Gustavo a Madero, en el corazón de la Sierra de Guadalupe.
Con sorpresa los adolescentes de esta preparatoria veían las portadas de la Gaceta Cannábica, algunas niñas la compraron para regalarla a "otros", a lo que si fuman quizás sus potenciales novios, este truco es bastante viejo.
Los editores de esta publicación especializada en la historia de la cannabis les interea crear lectores competentes entre las nuevas generaciones de jóvenes estudiantes hundidos en la desinformación, la pasividad y que se encuentran obnibuladas por las nuevas tecnologías de la comunicación, que son muy bonitas, muy rápidas, pero les obstruyen o anulan por completo otras funciones cerebrales como la criíica, la síntesis, el análisis tanto de las lecturas como de la realidad social que viven.
No es la primera vez que la Gaceta Cannábica va un plantel de la UACM, hace dos años fuimos al plantel de Iztapalapa para hablar de la despenalización de las drogas por invitación de la feminista crítica radical Francesca Gargallo, que felicito este ejercicio de periodismo contracultural y afirmo algo que muy pocos saben o se atreven a decir, "no caer en el engaño de que con la consesión de derechos por parte del Estado a la minorias sociales se resuelven las problemáticas que las afectan, pues así el Estado les arrebata el territorio ganado a los ciudadanos y estos ya colonizados dejan de preocuparse por la situación que los oprime y las cosas siguen igual o peor, porque sus banderas han sido neutraliadas, institucionalizadas".
Entrar a esta preparatoria es como entrar al rock de la cárcel, hay policías por todos lados, si uno observa con atención a los escasos alumnos que tiene puede ver que todos son lo mismo, miembros de la generación adidas, mochila de plástico Adidas cruzadas al pecho, bermudas y playeras de marca, como diría el maese Rockdrigo González son unos jóvenes en la "total falta de identidad".
Esto evidentemente no es culpa de ellos sino de la sociedad en que crecieron, ésta olo quiere crear a los sujetos que necesita para reproducirse, sujetos acríticos, pasivos, ahistóricos. Y es por ello que se necesita acercarseles no sólo los libros sino publicaciones especializadas comprometidas con la defensa de los derechos culturales de las minorías sociales como los consumidores cannábicos moderados.
En el plantel al parecer no hay los grupos de pachecos por que los policía hacen la ronda continuamente por los distintos edificios, pero uno imagina que en los balcones marginales que se ven afuera rola mucha, pero mucha droga, son lo que antes se llamaba los cinturones de miseria...Y es precisamente en esos ambientes sociales hostiles a los que hay que sensibilizar para que reconoscan el valor social y cultural de la lectura y para que los jóvens puedan empoderarse y no caigan en el espejismo universiatrio del trepadorismo exitoso y reproduscan la sociedad de clases en su práctica profesional...
La UACM es una universidad recién nacida, no tiene ni diez años de existencia, le falta mucho para que tenga el prestigio académico necesario de otras universidades públicas o privadas, aunque esto lo quieren hacer con fast track, a veces no es posible porque todavía no sale ni siquiera la primera generación de licenciados según nos informaron algunas alumnas aspirantes a ser poetas y vivir del arte... esto nos alegra porque todavía hay jóvenes que tienen sueños ojala y el desempleo no los desvie de cumplirlos.

X Marcha Mundial por la Liberación de la Marihuana




Juan Pablo García Vallejo


Ciudad de México a 21 de abril de 2010.- El próximo sábado 8 de mayo, se cumplirá la primera década de que los nuevos consumidores cannábicos salen a las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México a celebrar el Día Mundial por la Liberación de la Marihuana, una demostración que se realiza en más de 250 ciudades en todo el mundo.

Los cambios en la defensa del consumo de marihuana comenzaron abiertamente en la década de los años 1980 y fueron impulsados en parte por la reconsideración en el uso médico de la marihuana en pacientes con VIH/SIDA y por muchos festivales realizados tanto en Europa como en los Estados Unidos y Canadá.

Hace diez años solo un pequeño grupo de chavos fue al Parque México de la permisiva colonia Roma para visibilizarse en un espacio público para manifestar sus derechos y comenzar a cambiar las cosas con respecto a las drogas y sus consumidores en la sociedad mexicana conservadora.

Esta mundialización cannábica fue un gran avance para superar el provincianismo, el aislamiento y el cerco informativo a que siempre esta sometido la sociedad mexicana sobre los derechos culturales de esta minoría social. Así comenzaron a crearse organizaciones, foros de discusión en Yahoo, publicaciones especializadas como la Gaceta Cannábica.

Otro avance fue la entrada en la escena cannábica de algunos políticos de “izquierda” que para evitar la muerte política (el desempleo) enarbolaron la bandera de la legalización como la vía para terminar con el narcotráfico, pero esta propuesta es bastante limitada y tiene tras de si el ganar votos, algo bastante difícil porque muchos consumidores consientes y vergonzantes desconfían del mundo corrupto de la política, esto ya se comprobó con el Partido Alternativa Socialdemócrata que perdió su registro. Y para evitar ilusamente la infiltración del dinero del narco en las campañas electorales y todavía más grave prevenir que los narcos impusieran a sus candidatos a puestos de elección popular.

Estos políticos han hecho varias iniciativas de ley y en sus presentaciones públicas los que brillan por su ausencia son los propios consumidores, van casi puros burócratas, esto muestra que no tienen un apoyo social efectivo como lo tienen otros movimientos sociales o minorías culturales y sexuales como las mujeres con el aborto legal, los gays con su matrimonio, etc. Y además porque la mayoría de los consumidores siguen el closet de sus casas, universidades, trabajos, etc.

Este 8 de mayo saldrán un poco más de consumidores que ya dejaron el closet o sólo quizás para fumar marihuana en el Zócalo, algo que hacían muchos jóvenes desde finales de los años 1980.

Hoy todo mundo se quiere subir al carro de la despenalización de la marihuana como si esta fuera la panacea al problema del narcotráfico y de la gran distopía impuesta por los carteles de la droga a la sociedad mexicana y a los ya derrotados cuerpos de seguridad federales, estatales y municipales.

Otros crearon un revival idealista al impulsar políticas integrales en relación a las drogas, como en los Estados Unidos, pero nunca se cumplirán cabalmente porque ya en otros ámbitos como la educación, la ecología, la sexualidad se han propuesto políticas integrales que solo se quedan en el papel. Y una minoría de la minoría, entre los que me cuento, prefiere difundir la perspectiva histórica de larga duración de la cultura cannábica y proponer una visión positiva de la cannabis, una visibilización digna de sus consumidores y promover una identidad colectiva que supere el tradicional estigma y discriminación social a que se tienen sometidos a los mariguanos desde hace un siglo al ser considerados criminales, enfermos o monstruos sociales y basado en la diversidad de las conciencias.

Sobre la discriminación social hacia los consumidores cabe señalar que ni la CDHDF ni la CONAPRED la han tomado en cuenta y solos e dedican a gastar presupuesto en la ya gastadas discriminaciones clásicas hacia las mujeres, los gays, los indígenas, los migrantes ¿y la discriminación hacia los pachecos donde la dejan? Pero eso si afirman que 75% de la población no aceptaría tener de vecino a un consumidor de drogas.



Esta decima Marcha Mundial por la Liberación de la Marihuana será un poco más nutrida que las anteriores y se espera que en otras ciudades de provincia también se realice como en Monterrey hoy sitiada por la guerra entre carteles de la droga.

Para los años venideros es necesario impulsar acciones asertivas que neutralicen o superen las estrategias de persecución social y las acciones agresivas y autoritarias propuestas por el gobierno de Calderón y otros políticos que han llegado a proponer la pena de muerte a vendedores y consumidores.

No esta de más aclarar que es esto de la asertividad como un valioso recurso en la promoción y defensa de los derechos culturales de los nuevos consumidores cannábicos informados y responsables. Susan Pick de Weiss nos dice que la asertividad es “hacer valer los derechos propios diciendo lo que necesitamos, creemos, sentimos y pensamos de manera clara, directa y firme, sin agredir, respetando a las otras personas”.

Estos será de gran ayuda para defender los derechos culturales de los consumidores cannábicos, así que a poner en practica la asertividad porque con esta, de acuerdo a Virginia Satir: “Nos damos la libertad de ver y escuchar las cosas tal como existen aquí y ahora. Nos damos la libertad de decir lo que creemos y pensamos, en lugar de lo que deberíamos creer y pensar según el criterio de alguien más. Nos sentimos libres de sentir lo que sentimos, en lugar de lo que se espera que debamos sentir. Nos damos la libertad, sin temor alguno, de pedir lo que queremos, en vez de siempre estemos esperando permiso para hacerlo. Nos arriesgamos a mejorar en nuestro nombre y para nuestro beneficio.” La asertividad es un recurso importante e indispensable para construir un movimiento cannábico importante, consolidar el orgullo pacheco y que no se pierda en el glamur y la pasarela como le paso a los gays.

domingo, 18 de abril de 2010

Muere Jack Herer, el emperador de la cannabis


Por Greg Campbell , publicado en Greenzone
El viernes, 16 de abril de 2010 07:42
Jack Herer, el padre del movimiento de legalización de la marihuana para quien fue una tensión el llamado del cáñamo, murió el jueves en Eugene, Oregón. Después de sufrir una larga enfermedad relacionada con un infarto 2009. Él tenía 70 años.
Herer era un abierto y comprometido activista que dedicó su vida a la despenalización de la marihuana, aún llegando a contender para la presidencia de los Estados Unidos como un miembro del Partido Grassroots. Él es el autor de los libros la Hierba y El emperador va desnudo; éste (que está en su onceava reimpresión) está lleno de hechos sobre los empleos de cáñamo a lo largo de los 10,000 años. Herer sufrió un infarto debilitante en el año 2000 esto lo dejó con el habla discapacitada y la inmovilidad parcial sobre el lado derecho de su cuerpo. Se recuperó después de un régimen de tratamiento que supuestamente incluyó setas psicoactivas. Él sufrió otro infarto en septiembre de 2009, durante el Hempstalk Festival en Portland y fue hospitalizado durante casi un mes. Cuando él fue dado de alta, el centro médico donde fue enviado para recuperarse no permitió al empleo médico de la marihuana, así que varios partidarios donaron el dinero para permitirle vivir sus días en una casa alquilada en Eugene. Su esposa Jeannie estaba en su lado cuando él falleció ayer.



"Nunca acepté que él realmente se iba a ir, " dijo Jeannie Herer al periódico Oregonian. " Estoy triste que haya pasado, pero me alegro de que pasara en Eugene. Cada uno ha sido maravilloso con nosotros aquí”
Los activistas de la marihuana en el mundo entero reaccionaron a la muerte de Herer, incluyendo en Denver donde, en 1992, Herer trajo un grupo de partidarios de California para hacer una campaña de cómo parte del primer esfuerzo de legalización del estado, la Cannabis and Hemp Relegalization Act. El Instituto de Terapia de Cáñamo, una organización de defensa y educación en Denver, dijo en una declaración que Herer estaría " horrorizado por los proyectos de la ley que actualmente están siendo promovidas en la legislatura de Colorado que procuran restringir el acceso a paciente a la medicina. "
" Jack trabajó mucho por la libertad del cáñamo y rechazó comprometer el derechos de los pacientes, " la declaración siguió. "Su dedicación a la liberación del cáñamo lo hizo un héroe para generaciones y una inspiración a todos los que lo conocían. Él será echado de menos enormemente. "
Las disposiciones de entierro no han sido anunciadas.

viernes, 9 de abril de 2010

Cartón censurado por La Jornada (La Revancha)



Nuestro colaborador José Luis Avendaño nos envio este cartón, que nos parece bastante infantil y muy, pero muy tardio por parte del monero, para cuestionar la politica erronea y militarizada de Calderon hacia el narcotráfico...

martes, 6 de abril de 2010

Chubby Pachecorum en la UACM



Juan Pablo García Vallejo

*Prioriza la información antes que el estigma
** Llama a los estudiantes a no convertirse en chivos expiatorios de las políticas punitivas y persecutorias


Ciudad de México a 6 de abril de 2010.- El viernes pasado fui por casualidad al Plantel Cuatepec de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), en el norte de la Ciudad de México, en el corazón de la Sierra de Guadalupe, donde me sorprendió ver sus paredes de sus aulas tapizadas de posters sobre información específica de las distintas drogas legales (alcohol, tabaco) e ilegales (marihuana, cocaína, drogas sintéticas) como parte de la campaña informativa creada por los servicios estudiantiles de esta recién nacida universidad popular.

Si a la información sobre drogas se lee en un cintillo de estos anuncios preventivos. Frente a las adicciones, apuesta por la libertad y la responsabilidad, es el nombre de la campaña que se lleva a acabo en todos los planteles de la UACM.

Específicamente a la marihuana la llaman, humorísticamente, el Chubby Pachecorum, dice creadores que esta planta es conocida con otros nombres como ganja, hemp, tampte, mota, yerba que se cultiva en todo el mundo y en los Estados Unidos se hace en su mayoría con métodos hidropónicos.

Destaca el uso medicinal milenario de esta planta, su uso textil, aceite, papel y alimento. Antes de explicar brevemente cuáles son los efectos perceptivos que produce su consumo “distrae la atención, la concentración disminuye para el trabajo, con ella todo se deja para después…”.

También hablan de las exageradas expectativas subjetivas que esperan los consumidores de la marihuana: “Te hace sentir genial y agudo, capaz de descubrir el agua tibia o el misterio de los mayas, te arriesgas en la medida que te dejes llevar por sus efectos.”

Finalmente mandan un mensaje directo de prevención, convertirte en chivos expiatorios al ser considerados narcomenudistas, “es recomendable evitar su compañía”.

Las universidades son uno de los espacios tradicionales de consumo de drogas en todo el mundo, por eso es interesante esta campaña porque prioriza la información antes que el estigma y la discriminación social a los consumidores del Chubby pachecorum.

Es evidente que como institución educativa su obligación es proporcionar información elemental sobre los efectos, expectativas y riesgos que se corren al consumir distintos tipos de drogas e involucrar a los estudiantes y maestros universitarios a tener una percepción tolerante de las adicciones en base a la responsabilidad y la libertad de cada persona para consumirlas, no la percepción negativa que propone las políticas punitivas o autoritarias de la prohibición.

El Chubby pachecorum invita a los estudiantes a que no se han víctimas de las políticas represivas contra las drogas que gusta cotidianamente de fabricar culpables constantemente, violando sus derechos humanos, padeciendo extorsión económica o la pérdida de la libertad.

lunes, 5 de abril de 2010

La iniciativa ciudadana para regular la mariguana en México



Erich Moncada publicado en SPD.noticias.com

Tijuana, 31 de Marzo, 2010 - 12:44.- En noviembre la ciudad de Los Ángeles someterá a consulta pública el Acta para Gravar, Regular y Controlar la Cannabis. De prosperar, como es probable que así suceda, se convertiría en la primer ciudad de América que legaliza la planta. Representaría una de las legislaciones más avanzadas para atacar el fenómeno del narcotráfico y rechazar las fracasadas políticas prohibicionistas vigentes desde principios del siglo pasado

Felipe Calderón declaró que “si Estados Unidos no legaliza… no tiene sentido que nosotros lo hagamos”. Pues bien, los estadounidenses están a punto de hacerlo, por lo tanto, sí tiene sentido que nosotros empecemos a hacerlo también.

Y lo mejor es que ya existe una propuesta para la discusión de este asunto. El ciudadano Alfonso de Jesús García Pérez, secretario de la Asociación Mexicana de Estudios sobre Cannabis (AMECA), ingresó el pasado 12 de enero, en la Cámara de Diputados del Estado de México, la Iniciativa para reformar los Capítulos V y VI y crear el Artículo 252 Bis de la Ley General de Salud, para retirar a la mariguana de la lista de drogas prohibidas en México y acabar con la persecución policiaca a sus consumidores mientras no violen la ley ni perjudiquen los derechos de terceros.

Los autores de la iniciativa, que cuenta con un robusto apartado de antecedentes históricos y una sólida exposición de motivos sustentada en datos científicos, afirman que entre los beneficios de la despenalización está la disminución del consumo por parte de los menores de edad; un combate más efectivo de las adicciones a través de un amplio proceso educativo y preventivo; le dará al gobierno el control científico del fenómeno para reducir los riesgos y los daños sobre la salud; y ayudará a desmantelar parte del crimen organizado, al combatir la corrupción de las autoridades y mermar los ingresos de los cárteles.

La reforma propone la creación de una Comisión Interinstitucional de Investigación y Seguimiento al Proceso de Despenalización de la Mariguana, integrada por los tres poderes federales, los gobiernos locales, instituciones educativas y de salud y organizaciones civiles. Sus funciones serán vigilar el proceso parcial de despenalización; el desarrollo de programas preventivos para menores de edad e informativos para mayores; el establecimiento de políticas públicas para reducir los riesgos por el consumo; y el lanzamiento de investigaciones y grupos de estudios científicos.

El consumo de la planta será autorizado por parte de médicos o psicólogos adscritos a dicho organismo y quedará absolutamente prohibido para los menores de edad, en la vía pública, en edificios públicos, cuando se operen vehículos motorizados, durante jornadas laborales o escolares o en lugares privados donde haya individuos a los que les moleste el humo. Y podrá ser consumida en establecimientos culturales y bajo vigilancia directa de psicólogos, educadores o médicos en festivales artísticos supervisados por autoridades locales, cuando se cuente con receta médica o la persona esté sujeta a “rehabilitación voluntaria, sin reclusión”.

Uno de los puntos más importantes de la iniciativa es que el consumidor deberá estar registrado dentro de un “padrón provisional de consumidores responsables” al momento de adquirir la cannabis con un vendedor autorizado. No se dará acceso a dicho padrón a las policías y entidades judiciales y será cancelado cuando la Comisión determine la liberación total de la planta.

La modificación a la Ley General de Salud consiste en pasar al cannabis de la lista de estupefacientes (capítulo V, artículos 234, 237 y 245) e incorporarla a la lista de sustancias tipificadas como “De amplios usos terapéuticos y que constituyen un problema menor para la salud pública” (artículo 245, fracción I) y será considerada como medicamento herbolario.

Otro aspecto interesante de la reforma es que la posesión máxima pasa de los 5 gramos actuales a 50 gramos, y si se excediera esta cantidad la persona deberá justificar su condición de comerciante. Los productores y vendedores de mariguana deberán estar registrados y supervisados por la Comisión y por las entidades de desarrollo social y prevención del delito. Las ventas deberán generar y trasladar impuestos. Sin embargo, la producción para el autoconsumo no generará gravámenes y no tendrá restricciones en el cultivo, mientras no se realice en espacios públicos.

Esta es una alternativa viable para atender el grave problema de la inseguridad pública provocada por la prohibición de las drogas. La otra opción es militarizar todos los aspectos de nuestras vidas, sufrir la pérdida de derechos, llenar los bolsillos de los grandes capos de la mafia y de la política y soportar más sangre, más violencia y más miedo conforme libramos una guerra en la que los únicos derrotados seguimos siendo los ciudadanos.

Solicitan a Padrés iniciar debate sobre la legalización

El excandidato del PT al gobierno del estado, Miguel Ángel Haro, pidió por escrito al gobernador Guillermo Padrés, iniciar el debate sobre la posible legalización de drogas como la mariguana y la cocaína. “Legalizar –opina Haro– no es la panacea; sin embargo en otros países ha dado resultado… es sólo una forma diferente de enfrentar esta lucha y quitarle poder económico al crimen organizado… significa cambiar la orientación de los recursos públicos que se destinan para el combate a las drogas”.
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