viernes, 23 de octubre de 2015

El Club del marihuano literario en México

Ponencia Congreso
EL MARIHUANO EN LA NARRATIVA MEXICANA DEL SIGLO XX
Juan Pablo García Vallejo
¿Qué hay de interesante en investigar, indagar las huellas, seguir el rastro del inmoral, degenerado y peligroso marihuano en la literatura mexicana? ¿Cómo ha permanecido su atractivo en la ronda de generaciones literarias con más o menor énfasis protagónico en el siglo pasado y comienzos del presente? ¿Cuál de los personajes marihuanos es el más conocido del mundo literario, en la cultura mexicana?
El campo de las letras mexicanas es un espacio que ha ganado, desde fines del siglo XIX una sólida independencia del control Estatal, ya no está subordinada al nacionalismo literario, el nacionalismo cultural pos- revolucionario y que ha consolidado a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Con este ejercicio literario pretendemos demostrar cómo la literatura mexicana se transformó drásticamente al abrirse a otros temas considerados tabúes o secundarios y que gracias a ellos ésta abandono el desgastado tema de la Revolución mexicana (que abarco de 1915 a 1955) o de la nostalgia pueblerina siempre dependiente a una lectura ideológica, es decir, supeditada a los intereses de la clase en el poder, no a la propia creatividad narrativa de los autores.
La presencia persistente de este personaje literario, más allá del perverso estigma negativo inventado desde el poder estatal, demuestra sistemáticamente la inutilidad y fracaso de la Prohibición de drogas adoptada por el Estado mexicano durante todo el siglo XX y los albores del XXI.
Nos interesa en forma particular mostrar como la literatura mexicana va configurando el personaje marihuano, cómo van cambiando sus representaciones literarias y sociales, sus particulares formas de interacción, de expresión, en el terreno de la Cultura Cannábica que nos describe tanto el código de consumo, es decir, el significado o sentido de la práctica cultural, como el rito de iniciación y sus  momentos fundamentales durante el consumo de marihuana.
Primero para iniciar este viaje de interpretación literario-cannábico tenemos que reconocer al personaje marihuano como un personaje literario ha sido poco tratado,  despreciado, o mejor dicho, discriminado en los estudios referidos a los personajes y protagonistas en la literatura mexicana, inclusive con la actual moda de los debates parlamentarios limitados o restringidos sobre la despenalización de la marihuana.
Desde el establishment literario académico se ha preferido seguir un camino más fácil estudiar la figura del narcotraficante, porque de este personaje es más visible para los investigadores y su tratamiento les otorga cierta paz académica mientras que el marihuano literario es más difícil de estudiar por que los investigadores no han encontrado el método apropiado de estudio, no desde el terreno propio de la literatura o de la narratología sino más directamente desde la Cultura Cannábica, que es para ellos, distante y desconocida, donde lo importante es el consumidor de marihuana, como un sujeto activo.
Así nuestro Club del Marihuano Literario estará integrado por siguientes protagonistas reales y personajes ficticios: el soldado raso anónimo en  Los de abajo  de Azuela; el “chamaco” snob Nebrija, en La Resurrección de los ídolos de Juan José Tablada; Dionisio Pólvora el campesino que emigra a la ciudad en busca de fortuna, de La luciérnaga de Azuela; el periodista subversivo Jacobo Olamendi, la soldadera Chata Micaela y el soldado herido, de Trapa Vieja del General Francisco L. Urquizo; el poeta Tablada; William Lee, en  Jonky de Williams Burroughs; Sal Paradise y Dean Moriarity, en El camino de Jack Kerouac; el narrador anónimo y rebelde, de José Agustín; la chava hipiteca Febea, de Julián Meza; el policía anónimo en De perfil de Móndrigo; el rocanrolero contestatario Epicuro Aristipo, en Pasto verde de García Saldaña; el joven de barrio Roger Gonzalez y Chin Chin el teporocho, de Ramírez; el rocanrolero  Jaime Figueroa El Tamal, en Las jiras de Arana; el preparatoriano Novo en Estatal de sal; el joven marginado Jacinto Chontal Guerrero, en El infierno de todo tan temido de Luis Carrión Beltrán; el Chupamirto y el contador preso en Entre tiras, porros y gandallas de Martre; el icono popular de Agustín Lara, en Amor perdido de Monsiváis; el prostituto masculino Adonis García en El vampiro dela colonia Roma de Luis Zapata; el aspirante a escritor Braulio Guerra en La vocación insular de Valdés; el poeta Nandino en su autobiografía Siguiendo los pasos; Mar la esposa madura aspirante a hippy en el siglo XXI, de Angélica Sánchez; el periodista cultural Chori, Popo y Cadena en Camada maldita de  Alejandr5o Ariciaga; los poetas infrarrealistas Arturo Belano, Ulises Lima y Juan García Madero en Los detectives salvajes de  Roberto Bolaño; Aurora y Ricardo un matrimonio de abogados reflexivos y no consumidores simpatizantes de la despenalización de la marihuana en El cerco de José Antonio Rosado.
Al personaje marihuano primero lo tratan escritores costumbristas en la novela de la Revolución mexicana Mariano Azuela, Francisco L. Urquizo que domina toda la primera mitad del siglo XX, mientras que los novelistas modernos como los Contemporáneos lo ignoran por completo, con excepción de Tablada. El paisaje literario cambiara a partir de los años 1960 con las novelas de los jóvenes escritores de la literatura contracultural de la Onda donde el marihuano adquiere completa ciudadanía, la mayoría de estas novelas son autobiográficas, los escritores escriben de lo que viven.
Para mediados de los años 1960 la marihuana era ya la droga generacional y su influencia no podía escapar  a la nueva literatura escrita por jóvenes y para jóvenes. Sus novelas ya no se refieren a la Revolución mexicana ni al bucólico campo, nos muestra una literatura en movimiento, el emergente y conflictivo mundo de los jóvenes, y que poco después se abre a nuevas temáticas en los años 1970:
“(,,,) las condiciones socio-económicas, políticas y culturales que habían hecho posible la formación de esta literatura cambiaron. El tema de la formación de identidad del joven individuo, su conflicto con el orden social establecido se llenó de nuevos contenidos dando lugar a nuevas expresiones contraculturales, como por ejemplo la homosexualidad.”
Para los años ochenta el personaje marihuano es un personaje común, en una sociedad mexicana ya invadida por el narcotráfico, sin la carga de rebeldía social expresada dos décadas antes. La imagen social del personaje vuelve a cambiar con el siglo naciente porque aparecen diversas expresiones del consumidor de marihuana, no anónimo sino público, no aislado sino organizado y con una identidad cultural psicoactiva revalorizada, teniendo como escenario principal de la paulatina incorporación de la discusión del consumo de sustancias en la agenda social: el debate sobre la despenalización de las droga.
Pero quien dará la mayor popularidad al personaje marihuana serán los soldados rasos de la novela Tropa vieja, que tuvo una aceptación muy buena y un éxito de difusión mayor en ediciones populares por decena de miles y que se podían adquirir en muchísimos lugares no solo en librerías que siempre han sido escasas.
El panorama literario cambia favorablemente a mediados de los años 1960 porque varias de las novelas analizadas aquí ganaron premios literarios, otro recurso convencional de la institución literaria para iniciar la promoción de la novela y de la lectura.
Este auge en la publicación de novelas por editoriales independientes visibiliza el papel audaz del editor, como parte esencial del engranaje de la institución literaria, es un provocar social al arriesgarse a buscar nuevos escritores, proponer temáticas distintas a las tradicionales, desafiar el canon literario establecido para la llamada “gran tradición de la literatura nacional”, difundir gustos literarios, crear nuevos públicos lectores e inquietar al establishment académico literario. Que como ya señalamos arriba la institución literaria en México estaba completamente colonizada por la percepción moralista hacia el marihuano propia del nacionalismo cultural primero y continuado por el nacionalismo revolucionario de los años 1930 hasta los años 1960.
La aparición de editoriales independientes no solo beneficia a nuevos escritores sino que también significa una disminución del poder de la Prohibición de drogas en la sociedad porque hay una mayor circulación de libros y, por tanto, una socialización del saber, del conocimiento sobre las drogas que estaba monopolizaba o mejor dicho silenciada, por el enfoque prohibicionista paternalista, autoritaria y de los medios de comunicación sensacionalistas. Las novelas de los jóvenes narradores desafiaran la Prohibición paternalista y criminalízate al poner en duda lo dicho por el discurso sanitario y punitivo.
Esa través de las novelas que los nuevos lectores saben de las drogas, a través del lenguaje, los diálogos, las acciones específicas, rasgos, vestimenta de los protagonistas reales y personajes imaginarios. Esto es interesante señalarlo porque muestra los límites de la Prohibición estatal porque no proporciona información necesaria a la población. Los jóvenes tienen que enterarse de qué es la marihuana y otras drogas por medio de las novelas que escriben otros jóvenes, como ellos, y no de la información limitada y sesgada del sector salud.
Como hace 100 años, con la moda de los paraísos en la Belle époque, como se llamaba entonces al ambiente social relacionado con el consumo de drogas, las nuevas generaciones de jóvenes mexicanos de los años 1960 aprenden del consumo de marihuana, sus expectativas y riesgos de consumo, a través de la literatura.
Nos interesa saber particularmente cómo donde y cuando lo hacen, es decir, determinar su acción recurriendo a un criterio temporal básico, es decir, de la frecuencia de consumo, en el contexto narrativo, aplicando la tipología general del consumidor de marihuana: el consumidor ocasional, el consumidor habitual, el consumidor problemático o exceso de consumo, el nuevo consumidor psicoactivo y el no-consumidor a favor de la despenalización de la marihuana y de la percepción social de las drogas del siglo XXI en México.
La primera modalidad de la tipología cannábica es el consumidor ocasional o el consumidor esporádico entendido como las primeras veces que se consume o también que se haga de forma infrecuente, inconstante o de vez en cuando, pero la más conocida descripción literaria es de “alguna vez en la vida” que está claramente presente en novela Las jiras (1973), de Federico Arana, con el joven rocanrolero Jaime Figueroa El Tamal, integrante del grupo de rock Los Hijos del Ácido, durante una gira artística en busca del éxito comercial, por el sur de los Estados Unidos, en un descanso con sus amigos Javier le ofrece el toque pero este personaje lo rechaza, explicando su decisión personal de abstención:
“La fume un día por curiosidad –dijo por enésima vez-, pero no volveré a hacerlo, no me interesa”.
Mientras fuman sus amigos critican la calidad de la marihuana que están consumiendo, que no se produce en Estados Unidos, insistiendo en su mala calidad.
“--- ¡Qué mala es! –exclamó el Foco---; no tiene sabor, no apesta ni se sube…
---Es malísima ---corroboró Javier---; tienes que fumar mucho para que te pegue.”
En estos años la marihuana mexicana Acapulco golden tenía una gran demanda en el vecino país. Es necesario señalar que esta novela como en El infierno de todos tan temido son las únicas obras en que se cuestiona la calidad del producto psicoactivo y que ahora es uno de los elementos o asuntos primordiales de discusión en el debate de la despenalización, para disminuir los riesgos de consumo en la salud.
En El infierno de todos tan temido, de Luis Carrión Beltrán, el personaje principal Jacinto Chontal Guerrero, un joven marginado, describe el consumo en una fiesta de trabajo:
“Gozas del espectáculo y mucho más, cuando alguien te pasa un cigarro, luego otro, y otro; es un mota mala, pura basura les venden a estos pinches ricos.”
El consumo ocasional lo realiza una señora, Mar, figura femenina principal en Ella decidió ser hippy a los 50…, que al entrar al medio siglo de vida le nace la inquietud de experimentar con la marihuana:
“Recordé en ese instante la vez que fumé marihuana con los compañeros de oficina en los jardines de la Ciudad Universitaria y aquella cena de fin de año en que un invitado de mi hermana Naty llevó un porro y lo fumamos escondidos en el cuarto de lavado y un viernes que al salir del Caballo Bayo, nos fuimos con el hijo de un ex gobernador de Aguascalientes a su casa de Tequesquitengo.”
Otros consumidores ocasionales que encontramos son el “chamaco” snob Nebrija (La resurrección de los ídolos), El Chupamirto del barrio de la Candelaria de los Patos (Entre tiras, porros y caifanes), el prostituto masculino Adonis García (El vampiro de la colonia Roma) que sólo la consumen de vez en cuando, no siempre. Y el periodista cultural El Chori, que participa en un rito de iniciación con sus amigos Popo y Cadena (Camada maldita), el primero afirma:
“Me centre en el chupe y en mis probaditas de mota de vez en cuando.”
La alternativa de “alguna vez en la vida” expresa la experimentación por una sola vez pero que puede estar guiada por diversas motivaciones como conocer nuevas sensaciones, por curiosidad, la presión social, el desafío a la autoridad, la trasgresión social. Si se tienen resultados indeseables (mal viaje) después se pierde por completo el interés en la marihuana.
La segunda modalidad es la del consumidor habitual  es el que integra la marihuana como un estilo de vida y como personaje marihuano el que tiene mayor presencia en la narrativa mexicana, comenzando por el consumo de los soldados en la Revolución mexicana que Mariano Azuela presenta fugazmente haciendo una simple referencia en Los de abajo, a un soldado raso anónimo como un “fumador de marihuana”. Y el poeta y compositor Agustín Lara  descrito en Amor Perdido, de Carlos Monsiváis.
En la mayoría de novelas sobresale el consumidor habitual joven desde mediados del siglo XX lo que se constata en los personajes beats Sal Paradise y Dean Moriarity (En el camino), los jóvenes onderos de los años 1960 el narrador anónimo (De perfil), la joven hipiteca Febea (El libro del desamor), el rocanrolero Epicuro Aristipo (Pasto verde), el joven de vecindad Roger Gonzalez (Chin Chin el teporocho), el disidente moral Adonis García (El vampiro de la colonia Roma), los poetas infrarrealistas Arturo Belano, Ulises Lima y Juan García Madero (Los detectives salvajes), el escritor Braulio Guerra (La vocación insular).
En Chin Chin el Teporocho el consumo de marihuana se presenta desde la tercera página, cuando el joven Roger Gonzalez, de 17 años, sale al zaguán de su vecindad en el barrio de Tepito y luego de saludar a sus vecinos, uno de ellos le dice “Chupa limón”, es decir, fuma marihuana.
La tercera modalidad es el personaje que realiza un exceso de consumo o consumidor problemático tiene escasos representantes en el conjunto de novelas que estamos analizando. Comenzando con Dionisio Pólvora (La luciérnaga), el campesino emigrado a la ciudad que padece un cambio de identidad o de ausencia de valores, se cruza con alcohol y tiene una explosión de violencia contra su esposa Conchita al llegar a su casa. Hasta que  lo controla, el gachupín don Antonio lo lleva a su cama. Le dice a su esposa:
“-¿Le hizo daño doña Juanita?-murmura sonriendo”.
En La luciérnaga Azuela presenta el consumo como un tabú, es decir, algo que se sabe pero no se puede decir, cuando Conchita y su hija María Cristina, intentan descifrar que es lo que quiso decir del Antonio, con eso de doña Juanita, uno de los nombres populares dados a la marihuana:
--- ¿Qué dijo María Cristina?
--- No oí bien…
--- Creo que eso…
--- ¿tú sabes?...
---En la vecindad nadie se llama así…
--- ¿Entonces?...
Madre e hija se miran intrigadas.”
Son diversos las vicisitudes que enfrenta el campesino migrante en la ciudad que su ayudante le aconseja “darse las tres”, la acción o gesto clásico para describir las tres aspiraciones profundas, indispensables, y para sentir los efectos de la marihuana de forma rápida, y mitigar los problemas inmediatos:
“--- No se apure don Nicho –lo consoló su ayudante- dese las tres con este grifo y verá como no hay mejor remedio.”
“--- Le digo que “Doña Juanita” es mi quitapesares, patrón- le respondió éste, liando al punto un cigarro.”
Después con la chava jipiteca Febea que se suicida (El libro del desamor) o con Jacinto Chontal Gurrero, de 16 años, un rebelde marginado por la sociedad opresiva (El infierno de todos tan temido) que termina igualmente en un suicidio, refleja al personaje trágico del joven incomprendido que rechaza una sociedad deshumanizada en los años 1970, quiere huir del infierno de la vida:
“¿Estás aquí por macizo? (…) Jacinto lo niega mientras le muestra los vendajes de los antebrazos que en verdad ocultan los numerosos, interminables intentos de suicidio.”
Esta pregunta se repite con frecuencia en la novela, Jacinto Chontal Guerrero es un experto en los ingresos y fugas hospitalarias de diversos manicomios, su marginación es a la vez el terreno de toma de conciencia y de lucha contra el gran control que ejerce el sistema opresivo y depredador sobre la vida y aspiraciones de los ciudadanos y la sociedad entera.
“(…) / las palabras no se miden cuando Jacinto enciende el segundo y el tercer cigarro de marihuana al mismo tiempo, quedando así en evidencia su grado de alcoholismo y por supuesto de intoxicación cannábica / ( …)”.
Por su parte el escritor Braulio Guerra, de veintiún años (La vocación insular) se refugia en la marihuana luego de una ruptura sentimental.
A pesar de ser muy pocos los consumidores problemáticos o que se exceden en el consumo, éstos son los que se prefieren considerar principalmente en el enfoque médico y punitivo para respaldar la fracasada Prohibición a las drogas y sobrestimar siempre el problema del consumo de marihuana ante la sociedad. Con esto hacen gala del arte de la exageración para avalar sus argumentos de la prohibición pero que resultan cuantitativamente débiles.
Finalmente la última modalidad son los ejemplos representativos del nuevo consumidor en el siglo XXI, que ya no es propiamente el sector juvenil, el escritor Héctor Lanzagorta (La vocación insular), que en una salida con sus amigos, dice:
“---La verdad –bromeó sin que el otro lo advirtiera—es que yo a la mota le empecé a entrar ya muy grande.
También está Mar, la esposa madura, de Ella decidió ser hippy a los 50... Estos nos comprueban que se ha ampliado el repertorio de consumidores  en la sociedad mexicana y que se seguirá ampliando conforme avance la despenalizando gradualmente. Algo que rebasa los miedos políticos infundados, los temores médicos de que existan más consumidores con la despenalización.
Pero si van a existir más consumidores lejos de la exageración tradicional que tienen como dogma los trabajadores de la salud y las diferentes policías, si va a existir nuevos consumidores y de distintas edades ciudadanas. No olvidemos que a pesar de la Prohibición siempre han aparecido nuevos consumidores en contextos socio-culturales diferentes sin que los consumidores anteriores desaparezcan, sino que solo cambian su percepción social.

Un sector amplio y diverso de nuevos consumidores no consumidores aparece desde 2000 que pugnan por un debate de la despenalización de la marihuana, son no consumidores indirectos de la planta psicoactiva por sus creencias personales pero consumidores directos de las múltiples consecuencias negativas creadas por el mantenimiento del mercado ilegal de marihuana.

La Gaceta Cannábica, pionera del periodismo cannábico.

La Gaceta Cannábica, pionera del periodismo cannábico.
Juan Pablo García Vallejo

*En el IV Americannabis, Semana de la cultura cannábica
**En La Pulquería Insurgentes.
***En México nadie sabe de periodismo cannábico ni los marihuanos

En la revista contracultural La Guillotina comencé mi carrera de periodismo cannábico, un nuevo género periodístico que los marihuanos lights dicen que no existe, si lo dijera una vaca sagrada del periodismo lo creerían. La investigadora de Patricia Cabrera dice que fue la revista más importante de los años 80, ahora hay otras, por la socialización de las tecnologías, pero como jóvenes incendiarios sacábamos agua de las piedras. En La Guillotina aprendí con Jesús Cuevas, Octavio y Oscar Moreno y Jaime y Jorge Leroux a pensar por nosotros mismos, un privilegio de una subjetividad no dominada.
Ahí publiqué el Manifiesto Pacheco, se difundió por fotocopias y por Radio pasillo. Desconozco cómo llegó a Europa, en Alemania se sorprendieron, inclusive Gaspar Fraga de Cáñamo también. Pocos saben que este breve texto inició la etapa polémica del consumo de marihuana en México.
Luego en el suplemento cultural La Tinta Suelta incluí el tema de las drogas como fuente informativa en Ecatepec, el municipio más poblado de México, aunque tengo que aguatar que la gente dice que es el más grande. ¿Por qué en Ecatepec? Porque ahí pasa todo antes que en cualquier lugar. Y a la par, coloque la legalización de la marihuana en la primera plana de Acontecer. La marihuana como tema nacional aparecían junto a las declaraciones demagógicas y aburridas del gobernador Montiel, del inexperto Peña Nieto y de Eruviel Ávila. Esto ningún periódico metropolitano lo hacía. Toda la prensa convencional es una parte fundamental de la prohibición. En Ecatepec redacte la desconocida historia de la marihuana.
Todo esto es interesante porque los lectores no saben que los temas tabús se dan a conocer primero en la prensa contracultural y cuando estos temas se convierten en movimiento sociales emergentes necesitan de periodistas especializados que sepan del tema, no periodistas generalistas o periodistas despistados, dicen siempre que comienza el debate de la marihuana, cuando lo dice algún político de ocasión egresados del Instituto Patrulla de Las drogas, desconocen sus orígenes.
La Gaceta Cannábica pareció en enero de 2005, porque decidí hacer una publicación especializada dedicada a la Planta Amiga desde un punto de vista trans-disciplinar o si se quiere desde la historia cultural, esto posibilito superar el reduccionismo de los efectos farmacológicos y el enfoque criminalizante, es decir, superar la desinformacion como principal pilar de la prohibición de drogas en México. La Gaceta Cannábica dio ciudadanía plena a la Cultura de las Drogas y a la Ciencia de la Historia de las Drogas, algo que todavía el gobierno mexicano, los medios de comunicación, las policías o cualquier gente decide perversamente ignorar.
Su aparición fue muy bien recibida por periodistas contraculturales como Carlos Martínez Rentería y periodistas culturales como Huberto Musacchio quien público en su columna República de las Letras que sus editores eran unos “eruditos en marihuana” al presentarla de muchas formas lejos del lugar común de la enfermedad y el delito e inclusive Jacobo Zabludowsky se sorprendió de esta publicación, la comento en su noticiero de mayor rating en México.
Cada que  parecía uno  número se lo mandaba a Carlos Martínez para que lo comentara en su columna cultural Salón Palacio, en La Jornada, muchos lectores cuando veían la Gaceta Cannábica me decían “es el periódico que hace Rentería.” Lo que no era cierto, pero ahora él dirige con otros activistas cannábicos su propia revista.
La Gaceta Cannábica publicaba cosas nuevas para todo mundo,  pues se desconocía los 500 años de convivencia de los mexicanos con la marihuana, pero los marihuanos la veían con desprecio, no todo era miel en el periodismo cannábico. Y agrego que la Gaceta Cannábica encontró la censura no en la derecha sino en los sectores dizque progresistas…su ignorancia les impedía comprender que la divulgación de la Cultura Cannábica era para beneficio de toda la sociedad no solo de los marihuanos, que como dije también están bien chatos, completamente colonizados por el poder…
La Gaceta Cannábica dio a conocer como los léperos fueron sus primeros consumidores recreativos, dio también a conocer la primera radiografía del Movimiento Social Cannábico, algo que nadie en los últimos diez años ha hecho que presente en la Galería José María Velazco para la presentación del número especial de Generación sobre la marihuana.
Entre los logros mayores de la Gaceta Cannábica es que ocho de sus 11 números están en el Museo de la Marihuana de Ámsterdam, gracias a Noemí Luna García, los encargados se sorprendieron que los mexicanos hicieran un periódico de la marihuana. También algunos de sus números están en la Hemeroteca Nacional, nada más por no dejar que esta publicación especializada y vanguardista que recibió el desprecio de los marihuanos desinformados y colonizados por los prejuicios y la ignorancia se pierda en el olvido de la dispersión cannábica y de la memoria colectiva.
El periodismo es una tarea colectiva la Gaceta Cannábica fue lo que era gracias al trabajo desinteresado de Ricardo Bautista, Jesús Cuevas, Andrés Ramírez Cuevas que le dio un formato más ágil, desde el número dos, el biólogo Alfonso Bautista García contribuyo con muchas ideas, pero el espíritu del periódico provenía de mi formación trans-disciplinar, insumisa y anti-burocrática en que me educaron en La Guillotina.
Estoy completamente convencido que la Gaceta Cannábica es un periodismo cannábico insuperable porque su línea editorial vanguardista no puede ser suplantada por ninguna publicación simplemente porque no tienen la metodología necesaria, ni el compromiso suficiente con la Planta amiga. Pueden publicar lo que quieran desde el terreno de la encantadora marihuana Disneylandizada pero eso también lo pueden hacer cualquier publicación del periodismo sensacionalista de Algarabía con tratamientos desinformados del lenguaje marihuanero, la revista Etcétera trasnochada anunciando el “debate que viene” cuando el debate lleva 30 años y el periódico Reporte Índigo  con el sentimentalismo barato del caso Grace muy al estilo Poniatowska que se olvida al otro día. Son  bomberazos mediáticos iguales a los de Lolita Ayala al hablar de la legalización en Filipinas o López Doriga anunciando  insistentemente un debate que no existe, ese periodismo está muy lejos de la Cultura Cannábica y lo que propone la despenalización de las drogas para toda la sociedad mexicana. 
Como lo señale los avances de los movimientos sociales emergentes requieren de periodistas que sepan del tema y muchos de ellos no saben ni la historia del periodismo ni mucho menos de que se trata lo relacionado a la marihuana y desconocen y desprestigian la Cultura Cannábica y la Historia de las Drogas.
Hoy todavía los marihuanos están colonizados por el monologo Prohibicionista,  incapaces de contestar al momento lo que dice Chong en Europa, lo que dice Mondragón de la Encuesta de Adicciones o cualquier otra cosa, dejan que la Prohibición ejerza la desinformacion plena y sistemáticamente. Creo que como colonizados esperan la legalización desde el poder y la televisión, entonces, para que descubrirles muchas cosas que no quieren entender, creen que con un toque se vuelven sabios instantáneos, me di cuenta que prefieren lo comercial, lo que implica no pensar ni reflexionar sino simplemente ser espectadores pasivos…contra todo esto aparecía y sanamente dejo de aparecer la Gaceta Cannábica, para hacer todavía otra cosa más complicada libros de la marihuana en México, construir un camino sólido para la Cultura Cannábica no desde las experiencias en Washington, Oregón o Uruguay…seguimos necios en recuperar el capital cultural cannábico mexicano y disfrutarlo con un buen toque.
Si ahora muchos hablan de la marihuana es gracias a la Gaceta Cannábica porque dio a conocer una historia que no estaba escrita, sepultada por la desinformacion prohibicionista, pero gracias a nuestro trabajo intelectual hemos ido divulgando de forma constante.  Ahora los consumidores están preocupados por ver los tricomas de la marihuana pero dejan intacta las condiciones sociales que posibilitan la prohibición, esto no puede seguir así.

Reconozco, por último, el enorme apoyo de un no consumidor de marihuana a la causa de su liberación como lo hace cotidianamente el insumiso periodista Carlos Martínez Rentería desde la revista Generación y con el que he compartido hasta el cansancio más de una decena de mesas de debate sobre la despenalización de las drogas desde 1997.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Programa 2° Congreso Universitario sobre Sustancias Psicoactivas


Miércoles 14 de octubre

Conferencia Inaugural - José Luis Díaz, Instituto de Investigaciones Biomédicas. La conciencia visionaria: plantas mágicas, éxtasis y estados alterados.

 – 09:30 hrs. Mesa 1 - Rasgando el velo: El consumo de psicoactivos y las experiencias religiosas

– 11:30 hrs.  Gabriel Amezcua Noriega, Espolea, Mindsurf, ENAH. Psicoactivos y Experiencia: Un análisis de la Ritualidad y Significación en el consumo moderno de drogas.
 Karina Malpica Valadez, Licenciada en Ciencias Políticas por la UNAM (Acatlán) y en Psicología por el CUDEC. ¿Cuál es la diferencia entre una experiencia mística espontánea y otra experimentada bajo los efectos del LSD?
 Marcos Alejandro Vega Leyva, Facultad de Psicología, UNAM. La conciencia de unidad en la experiencia mística.
 Jesús Alejandro López Castillo y Pascual Linares Márquez, Centro de investigaciones cerebrales. Universidad Veracruzana y Facultad de Biología, Universidad Veracruzana. Valoración situada del uso de enteógenos en grupos culturales no occidentales.

Mesa 2 - Encuentros filosóficos con la dimetiltriptamina
– 14:00 hrs.

 Lauro Hinostroza García, Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) / Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. Abuelo ayahuasca, planta doctora y maestra de grandes conocimientos.
 Jesús Gil, Interdisciplinario Farmacolectivo. La postdigitalidad psiquedélica: apuntes para entender la experiencia psiquedélica en el siglo XXI.
 Mario Alonso Martínez Cordero. Tejer el tiempo: Sueño, narración y DMT.  Héctor Rodolfo García Rojas, ESPD Mx / Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. El caso del DMT. Hacia una filosofía crítica de las drogas.
 Jacinto Martínez, José Pulido y Gerardo Sandoval (tentativo), Lunaria Ediciones. Presentación del libro: Bufo Alvarius and the entheogenic experience.

Conferencia magistral – Claudino Perez Torres, Tama Cona Mex. Las plantas de poder tabaco, coca y yage: conocimiento, medicina y sabiduria. – 16:30 hrs.

Mesa 3 -
Percepción y conciencia políticas: usuarios, consumidores, adictos, delincuentes, violencia, guerra, narcotráfico y demás conceptos afines
 – 18:00 hrs.

 Ricardo Vinicio García Lazo, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Drogas y charlatanería.
 Tania Tlacaélel Ramírez, CIDE, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. Cortes de drogas en México.
 Monserrat Angulo Hernández, FES Acatlán, UNAM. Las construcciones sociales de la realidad en torno al uso de sustancias psicoactivas ilegales, específicamente la cannabis en México.
 Sergio Hernández Martínez, Secretaria de Salud del Distrito Federal. Uso de sustancias psicoactivas, cultura y derechos humanos.
 Fernando Huesca Ramón, Colegio de Filosofía, UNAM / BUAP. Hacia una férrea institucionalización de la producción, distribución y consumo de la marihuana: aspectos filosóficos y neurobiológicos. Jueves 15 de octubre

Mesa 4 - Aproximaciones al impacto económico y sociológico del consumo de sustancias
– 09:30 hrs.
 Liria Morales Ramírez Escuela de Antropología, Universidad de Costa Rica. Uso personal de Marihuana y sus implicaciones en la aceptación.
 Héctor Abraham Meneses Arredondo, FES Acatlán, UNAM / Sociología, UAM. Usuarios de cannabis: consumo, prohibición, estigmas y violencia.  Alejandro Tlacaélel Ramírez De León, Maestría en Economía, UAM-I. Consumo de drogas y violencia desde la Economía Política heterodoxa y ortodoxa.
 Samuel Bautista Mora, Economía, ITAM. Gravámenes a las sustancias psicoactivas como reducción de daños.

Mesa 5 - Epistemología, epistemología intercultural, filosofía de la mente, psicofarmacología
– 11:30 hrs.

 Víctor Hugo Malfavón Carrillo, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Drogas y religación. El periplo de la inteligencia humana a manos del poder de lo real.
 Laura Jaqueline Nava Gómez, Ciencias Cognitivas, UAEM. Las experiencias místicas y el cerebro.  Jonathan Jair Osornio Calderón, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Epistemología y neurobiología: implicaciones y afectaciones de la conciencia en el consumo de marihuana. Un problema interdisciplinario.
 Osiris González, Colegio de Filosofía, UNAM. El haschisch como instrumento filosófico.
Conferencia magistral - Carlos Alberto Vargas Prado, Colegio de Filosofía, UNAM / Instituto de Investigaciones en Psicología Clínica y Social. Sociología de la Desviación y de las Adicciones a las Sustancias Tóxicas de Efectos Estimulantes o Depresivos. Abordaje desde la Perspectiva
Psicoanalítica Lacaniana. – 13:30 hrs.

Mesa 6 - Estética, expresión artística y consumo de sustancias: una discusión inconclusa – 16:00 hrs.  Rafael Ángel Gómez Choreño, Colegio de Filosofía, UNAM. Requiem for a Dream: el cine y las ensoñaciones visionarias.
 Karen Fabián Cruz, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Las drogas como paradigma del arte contemporáneo.
 Balfer Alberto Navarrete Pérez, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. La nocividad de las drogas en los artistas: en busca de … ¿Qué?
 Javier García Jiménez, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. La marihuana y el Potencial Creativo.
 Juan Pablo García Vallejo, Gaceta Cannábica. El marihuano en la narrativa mexicana del siglo XX. Mesa 7 - Sustancias, ser y deseo – 18:00 hrs.
 Emma Guadalupe Rogríguez Romero, EPSD Mx / Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM / UACM. El amor y el enamoramiento como drogas.
 Pamela Ruiz Flores López, Maestría en Investigación en Ciencias Sociales y Humanísticas, Universidad Autónoma de Aguascalientes. Sexo y drogas: una aproximación a su relación con el Estado.
 Cuauhtémoc Camilo, Maestría en Filosofía, UNAM. Confesiones de la conciencia, las drogas y el fetiche de la intimidad.
 Andrea Palacios Soto, Facultad de Filosofía y Letras y Facultad de Ciencias Políticas, UNAM. La decadencia de los Oráculos. Drogas duras, pathos y el Yo.

Viernes 16 de octubre

Conferencia magistral - Carlos Alberto Zamudio Angles, Biblioteca Cannábica. Historia de la Mariguana en México y el Mundo. – 09:30 hrs.

Mesa 8 - Biopolítica, políticas de prohibición, políticas de prevención de riesgos y reducción de daños – 11:30 hrs.
 José Luis Gutiérrez Carbonell y Jhonathan Alcibar Rangel, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Análisis de la argumentación acerca de la posible despenalización de la marihuana en México.
 Biani Paola Sánchez López, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Prohibición, intromisión y conflicto.
 Elia Berenice Prado Romero, FES Aragón, UNAM. La Ilógica del prohibicionismo.
 Miguel Villegas, ReverdeSer Colectivo. Historia de las políticas de prohibición y guerra contra las drogas, y su impacto social, en México.

Mesa 9 - Programas en desarrollo, estudios de caso – 13:30 hrs.

 Hernán Granados Alvarado, Rasta Payaso. Proyección: Payaso social, Rasta Payaso.
 Fany Pineda, Programa de Análisis de Sustancias, CuPIHD-Espolea-ReverdeSer Colectivo. El Análisis de Sustancias como herramienta de reducción de daños. Presentación del Programa de Análisis de Sustancias (P.A.S.).
 Victor Villegas, Arkemetría Social A.C.. Apertura de las políticas delegacionales de atención al consumo de sustancias psicoactivas.
 Pablo Antonio Barrera Alvarado, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Entornos discursivos y sociales de la despenalización del consumo de drogas en Argentina.
 Pedro Daniel Torres Galbraith, Criminología. Procesos utilizados en programas preventivos y tratamiento de adicciones en sector público y privado.

Mesa 10 - La conciencia y la percepción alteradas: Un problema semántico – 16:00 hrs.

 Erick Rodríguez Velázquez, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Cada vez estamos más yonkis: nuevas drogas, nuevas tecnologías.
 Alejandro Rodríguez Hernández, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Anábasis y catábasis; vías para el descenso y el ascenso.
 Francisco Javier Castro Medina, Facultad de Psicología, UNAM. Horizontes conceptuales en la experiencia psicodélica.
 Omar Jesús Calzada Solis, Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Depurando las puertas de la percepción: Una breve reflexión acerca de las sustancias psicoactivas.
 José Sergio Ortega Moreno, Facultad de filosofía y letras, UNAM. Deleuze chamánico.

Conferencia de clausura – Jorge Hernández Tinajero, CUPIHD / Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. Fenomenología del MDMA. – 18:00 hrs.

Marihuana, el hashish mexicano de Victor Reko


Se presentaré en La pulqueria Los insurgentes, a las 20 horas, metro insurgentes, parada del metro bus Alvaro Obregón.
Un texto desconocido por todos los marihuanos de México y Anexas...
La mirada extranjera en plena histeria prohibicionista de los revolucionarios...
Publicado pro Eterno Femenino Ediciones en su Colección letra Verdes...

jueves, 1 de octubre de 2015

El origen de la palabra marihuano



 Juan Pablo García Vallejo

*Nieto de indígenas idolatras
**Hijo de léperos...así nace este personaje urbano.

El uso folclórico de la marihuana entre las clases subordinadas (indígenas, negros mestizos) fue por tres siglos (XVI-XIX) sólo una mala costumbre (1) para la élite española, política y religiosa. Esta planta asiática se asimilo inevitablemente a la farmacopea indígena de varias etnias: tepehuas, otomíes, nahuas, tepehuanes, coras, etc.

 Dice el Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana: “El hecho es que la planta fue aceptada en las farmacopeas nativas con un significado que abarca desde un simple recurso más en el tratamiento de algunas enfermedades (V. reuma), hasta una deidad encarnada en la planta o elemento importante para poder entrar en contacto con los dioses.” Esto está muy bien, pero también este Diccionario tiene sus limitaciones, como si nunca hubiera existido un mestizaje: “Resulta difícil explicarse cómo una planta foránea ha pasado a convertirse en todo un elemento religioso.” Esto ya lo resolvimos en La disipada historia de la marihuana en México 1492-2010 (2).

 El personaje urbano del marihuano aparece públicamente hasta el México Independiente, después de 1821. ¿Pero nos preguntamos por qué no antes? Primero porque antes era una blasfemia, un tabú, decir marihuano y marihuana. Se percibía de otra manera al marihuano.

Para entender esto, es decir, el cambio de mentalidades sociales, retomaremos a Octavio Paz: “En toda sociedad funciona un sistema de prohibiciones y autorizaciones: el dominio de lo que se puede hacer y de lo que no se puede hacer. Hay otra esfera, generalmente más amplia, dividida también en dos zonas: lo que se puede decir y lo que no se puede decir. Las autorizaciones y las prohibiciones comprenden una gama de matices muy rica y que varía de sociedad a sociedad. No obstante, unas y otras pueden dividirse en dos grandes categorías: las expresas y las implícitas. La prohibición implícita es la más poderosa; es lo que por sabido se calla”, lo que se obedece automáticamente y si reflexionar. El sistema de represiones vigentes en cada sociedad reposa sobre ese conjunto de inhibiciones que ni siquiera requieren el asentimiento de nuestra conciencia.”

Así, en la Colonia la palabra marihuana y marihuano será parte de lo que sabe pero no se dice, un tabú social. Y en la sociedad secular del siglo XIX, será percibido como un problema de salud pública.

 Un segundo elemento importante a considerar es que desde la cultura popular además del estereotipo del marihuano digamos clásico, desde dos siglos antes nosotros encontramos una quincena de consumidores de cáñamo y marihuana como los marineros, los esclavos negros, los indígenas (como decimos arriba), las hierberas indígenas, las hechiceras mulatas, las alcahuetas, los léperos, los vaqueros negros, los arrieros mulatos, los jesuitas ilustrados, los catrines. Muchos de ellos la consumen por riesgo de trabajo, no por evasión ni vicio. Esto lo expuse en el Americannabis, hace tres años. (3)

 Decimos que la palabra marihuano se volvió más conocida en la etapa del México Independiente, a través de la prensa. ¿Por qué afirmamos esto?

 Primero porque el incipiente desarrollo de la promoción de las drogas en el capitalismo, como mercancías deseables de consumo, necesito de un conjunto de nuevos saberes y la competencia entre ellos: la prensa, la criminalística, la medicina, la química. Por el momento nos quedamos con la prensa, pues sustituye el control social en la sociedad secular moderna que perdió de alguna manera la Iglesia católica, y desde entonces conforma las formas sociales de pensamiento y comportamiento cotidiano de los diversos sectores sociales.

 Así decimos que el origen de la palabra marihuano se da en el contexto de la cultura popular, que de todas formas será de uso marginal por sus consumidores populares y por el contrario el marihuano, como estigma social excluyente, será utilizado por la clase media urbana -la gente de bien y buen gusto- para controlar a la masa de léperos y catrines en la ciudad de México.

 Marihuano era un rasgo del desprecio que tenían las clases profesionistas con los pobres, como nos explica historiador de las drogas Richard Davenport, pues que eran consideradas las clases peligrosas capaces de desestabilizar la paz social bastante endeble. Es al fin de cuentas su uso es una forma de dominación social y cultural, al considerarlos como bárbaros o salvajes.

 Es hacia la década de 1830, que comienza un incipiente auge de la nota roja en la prensa metropolitana, en que aparece la figura del marihuano como potencial monstruo social y de aquí nace el desprecio clase mediero de los liberales y conservadores (4). Está por averiguarse en que periódicos apareció, pero eso lo harán otras gentes por mí. Pero no es sino hasta el año 1855, que el progresista periódico Siglo XIX, la instituye como una sección fija en sus ediciones cotidianas, e invita a sus colegas de otros periódicos a imitar esta nueva fuente informativa para prevenir el delito entre la población.
 En segundo lugar, el marihuano es el resultado del cambio en el uso de la marihuana, de un uso ritual-medico discreto y rural en tres siglos pasa en el siglo XIX a un consumo recreativo y urbano, en la cultura plebeya del escándalo y en los principales centros de reunión, pulquerías y baños públicos, de toda una galería de léperos y catrines.

 Se difunde primero en los periódicos, como ya mencionamos, aunque la mayoría de la población era analfabeta, eran bastantes en la ciudad de México y luego será un concepto patológico o criminalístico de novedad en la literatura médica, pero sólo para una minoría de médicos, hasta el año de 1859.

 Luego, con la apertura de la Cárcel de Belem, en 1862, la Mansión del horror, donde se institucionaliza el contrabando de alcohol, sexo y marihuana, con la complacencia de las autoridades, el marihuano se vuelve un término común de la contracultura carcelaria y su autogobierno, una palabra común de la geografía de la pobreza, de los bajos fondos de la sociedad.

 Treinta a los después, el joven periodista Heriberto Frías ingresara a la Cárcel de Belem para escribir una serie de crónicas de este submundo social. Escribe El nahual (mayo de 1895), El poetastro de los pericos (junio de 1895) y El marihuano (junio de 1895). Desde entonces, el marihuano ha sido un adjetivo muy profuso en los titulares de los periódicos para señalar a los personajes de la nota roja e inclusive la Iglesia Católica dice que ya vivimos en una Ciudad de México pacheca, con la descriminalización de dosis personal.

 Y quiero finalizar problematizando todo esto ¿Por qué se habla del marihuano y no de la mujer marihuana? Simplemente porque una vida de adversidades, violencia y disipación moral en la diversión eran completamente monopolio de los hombres. Las marihuanas aparecerán hasta la Revolución mexicana y todavía más hasta el siglo XXI en que hay más pachecas que olvidan que antes fumar marihuana solo era cosa de marihuano Pero la siembra, cultivo, distribución era de las mujeres, pero eso es otra historia.
 _______________
 l.- Sobre el momento histórico y cultural de nacimiento de la palabra marihuana ver mi ensayo La invención de la marihuana, Eterno Femenino Ediciones, Texcoco, 2014.
 2. Juan Pablo García Vallejo, La disipada historia de la marihuana en México 1492-2010, Eterno Femenino Ediciones, Texcoco, 2010.
 3.- Juan Pablo García Vallejo, Galería de consumidores de cáñamo, marihuana, cannabis y otras yerbas, Texcoco, 2013. En esta contiene a más de 80 personajes consumidores de marihuana muy distintos del clásico y marginado marihuano.

 4.- “La marihuana no apareció en el siglo XIX” en gacetacannabicablog.spot 5 de febrero de 2014.